John Dee fue el principal cosejero de la reina de Inglaterra Isabel I Tudor. Su figura inspiró a Shaquesperare, influyó en James Bond; y sus consejos fueron cruciales. Este erudito tenía un arma secreta, un espejo mágico de obsidiana.
John Dee es a la Inglaterra isabelina lo mismo que Leonardo Da Vinci a la Italia renacentista. Asesor científico de la reina Isabel I. Es experto en griego, latín, matemáticas.astronomía, medicina y criptografía. Pero quería saber más, como el Fausto de las óperas. Así que adquirió un espejo con un cristal de obsidiana para poder comunicarse con los ángeles y conseguir la unión de todos los seres humanos antes del juico final.
A lo largo de su vida, este sabio adquirió una gran biblioteca de libros de ocultismo y aparatos de alquimia. Pero el espejo de obsidiana pulida era uno de sus objetos favoritos. Los europeos del siglo XVI creían que algunos espejos podían comunicarte scon seres extracorporeas como los ángeles o utilizarse para adivinar el futuro.
Los científicos del siglo XXI acaban de analizar este espejo de roca volcánica y han detectado un origen
mesoamericanos, ya que los mexicas también los usaban para adivinar el porvenir. Los magos de Tenochtitlán creían que la obsidiana pulida, apenas reflectante, les permían mantener contacto con los dioses prehispánicos. Han descubiento que proceden todos los espejos de obsidiana que se conservan en el Museo Británico de la región de Pachuca en México Central.
John Dee, un sabio del Renacimiento, también participó en actividades de espionaje como criptógrafo. Isabel I lo envió a la Corte de Rodolfo II, un rey obsesionado por el ocultismo, emperador del Sacro Imperio Germánico y emparentado lejanamente con el rey de España. Sus mensajes cuifrados los mandaba como 007. Los dos ceros simbolizaban los ojos del monarca y el 7 representaba en el cerrado mundo de los alquimistas la perfección y la buena suerte. Este polímata ayudó a crear el primer servicio de Inteligencia inglés para combatir las redes de espías de los españoles, dirigidas por Bernardino de Mendoza.
¿Cömo llega un espejo mágico mexica a brazos de un sabio británico de una nación enemiga de los españoles? Hay quien dice que William Pickering, el embajador inglés, lo compró a otro diplomático en Bruselas para regalárselo a Dee. Otros dicen que formaría parte del botín capturado en un galeón español por corsarios ingleses, ofrecido en subasta y adquirido por Dee.
Otros dicen que el espejo perteneció al rey Felipe II, otro aficionado al ocultismo y la alquimia. El príncipe Felipe habría viajado a Inglaterra para casarse con María Tudor, hija de Enrique VIII Y Catalina de Aragón. Dicen que Felipe II quedó tan encantado con el horóscopo que le hizo Dee que este le regaló el espejo. Aunque lo más probable es que Dee se lo comprase a otro ocultista en Bohemia en la década de 1560.
Dee había nacido en 1527 en el seno de una familia cortesana. En 1543 estudia en Cambridge donde destaca por su voracidad por el conocimiento y su capacidad de trabajo. Duerme seis horas. El resto era para asistir a clases y estudiar.
En 1547 es invitado a la Universidad de la Sorbona para dar clases de matemáticas. Es el que introduce los signos matemáticos de sumar, restar, multiplicar y dividir. Acxudió a otras universidades europeas, donde llenaba las aulas. Escribió muchos trabajos científicos sobre astronomía y navegación, así como estudios metereológicos, que consiguieron que Gran Bretaña fuera capaz de disputar la hegemonia naval a españoles y flamentcos en los soglos XVI y XVII.
Dicen que su intervención fue decisiva para que Inglaterra no perdiera barcos persiguiendo por las aguas del Mar de Irlanda a la flota española durante el Desastre de la Empresa de Inglaterra de 1588. Predijo que se desataría una fuerte tormenta para que las pesadas naos de guerra española no estaban preparadas y que convenía mantener la flota inglesa bien resguardada.
Isabel I murió en 1603, y su sucesor, jaime I, le cerró las puertas de la Corte e hizo todo lo que se le ocurrió para desacreditar a Dee. El mago murió en 1608. Su espejo pasó a manos de John Pontois, y de las de este, a la colección de curiosidades de los condes de Petersborough.
El espejo está en 1770 en manos del escritor y poeta Horatio Walpole, autor de EL CASTILLO DE OTRANTO, una de las primeas novelas de terro gótico. Este poeta romántico añadió una inscripción con las palabras: "La piedra negra con la que el doctor Dee solía llamar a sus espíritus". Tras la muerte de Walpole, el espejo fue subastado al menos cuatro veces, antes de ser adquirido por el Museo Británico en 1966.
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