Vagina Box. Los tocamientos como expresión artística.

 

El otro día estaba viendo en televisión el programa de la abogada cubana Ana María Polo. Escuchaba las razones de una mujer mexicana a punto de ser deportada que mantenía a su hijo de 8 años con una variante muy peculiar del trabajo sexual. Desnuda dentro de un armazón de madera cuadrado a manera de arnés, tenía tres aperturas en los senos y la ingle para permitir colar la mano del cliente. El cliente no actuaba según una tarifa convenida ya que parece ser que eso es legalmente prostitución sino que dejaba una cantidad por tocar sus partes privadas como donativo.

El niño de 8 años ya había tenido que pegarse con varios compañeros de estudios a causa del "trabajo de mamá" porque estos le faltaron el respeto. Además era el que aplicaba gel hidroalcohólico en las manos de la clientela después del toque. Ana María Polo optó por dar la custodia al padre porque esa no era una situación adecuada para el menor, expuesto a la violencia de potenciales clientes peligrosos y de cosificar a las mujeres de mayor.

Polo habló de una performer artística de Lucerna, Milo Moiré, que hacía lo mismo. Tras una oleada de violaciones en Colonia en las Navidades de 2015 esta chica decidió tratar de explicar hasta que punto la mujer era objeto de la sexualidad, cosificada y deseada, y cuándo era sujeto, una mujer que hacía de su cuerpo una forma de lenguaje para la comunicación con su pareja activo, que disfrutaba con lo que hacía.

Usó una armadura hecha de espejos como la de la mujer mexicana y se plantó con ella en varias ciudades de Europa. En Londres fue detenida por Scotland Yard por escándalo público y llevada en una furgoneta - ella y su arnés no cabían en un coche patrulla juntos- a un calabozo. Pagó una multa de 1300 euros.