Las condenadas llevaban un sayo blanco que servía como mortaja y se les cortaba el pelo para que no dificultase la tarea de la hoja descendente.
2) Puede parecer muy épico ver a Bonaparte haciendo de espía en el asedio de Toulón o cargando en Waterloo sable en mano vestido con !un uniforme de suboficial de Caballeria del Directorio que él mismo había disuento en 1799!. Pero lo suyo era planificar en retaguardia, comer mal - lo que le produjo el cáncer de estómago que lo mató en Santa Elena en 1821- y tener una visión general del panorama. Lo más cerca de morir en combate fue en Toulon de un disparo de mosquete y en ese momento no era emperador.
3)Luís XVIII no estuvo en el Congreso de Viena ni las hermanas del zar en Tilsit.
4) La bandera tricolor era en 1800 algo muy nuevo, de hecho se discute si se trataba de los colores de la ciudad de París o de una bandera de señales naval. Desde luego, no estaba hasta en la sopa.
5) Los españoles tenemos derecho a salir en las producciones históricas de Hollywood, sobre todo si es cierto que estuvimos allí y tuvimos un papel decisivo en la derrota de Bonaparte. Ni una sola mención al desastre de Trafalgar ni a las derrotas de Bailén y de Arapiles. Bonaparte se hizo cargo de las operaciones militares en Somosierra en 1809 y visitó a su hermano José en Madrid. ¿Cómo pelotas eso no aparece en la cinta?
6)Napoleón no abandonó el confinamiento en Elba porque Josefina lo estuviese esperando sino que esta ya había muerto nueve meses antes del reanudamiento de hostilidades de Bonaparte con el resto de Europa.
7)En un momento dado Napoleón menciona el Quinto Ejército - terminología de la Segunda Guerra Mundial- y al siguiente el guionista parece recordar que se trata de ejércitos y unidades del siglo XIX y habla del Quinto Regimiento.
8) Letizia Ramolino, matriarca del clan Bonaparte, no estuvo presente en la coronación de 1804 ni era la alcahueta de su hijo, el emperador. Desaprobaba el tren de gastos de la familia y la relación con Josefina. Esto último, con razón.
9) Los mamelucos de Egipto no eran una unidad de infantería sino uno de los mejores cuerpos de caballería de la Sublime Puerta. Y no llevaban uniformes astrosos de las tropas musulmanas aliadas de Bonaparte en sus operaciones españolas.
La arqueología era una ciencia en ciernes y a Bonaparte no se le habría ocurrido disparar una pieza de artillería contra las pirámides. Lo cierto es que se llevó a naturalistas y científicos con sus tropas, lo que convierte su expedición militar en Oriente Medio también en la última expedición científica de la Ilustración.
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