En la novela original- y en las dos adaptaciones cinematográficas posteriores- Wonka era un chocolatero excéntrico que buscaba un candidato entre varios niños para cederle el control de su fábrica de dulces mágicos. Esta es una precuela de la novela.
Wonka llega sin un penique a la ciudad y utiliza su último soberano para pagarse una habitación. Espera pagar con las ganancias del día siguiente con la venta de sus bombones mágicos. Lo que no sabe es que su casera es una esclavista que utiliza la mano de obra barata de sus inquilinos morosos para ganar dinero y que la ciudad está controlada por un cártel de empresarios chocolateros que usan toda suerte de trucos sucios para librarse de sus competidores.
La película nos muestra a una Iglesia y una Policía corrupta dispuestas a venderse a los intereses del lobby chocolatero a cambio de bombones- además de corruptos, zampabollos-. Además entre la clase baja está la casera Scrubitt y su esbirro Bleacher, dispuestos a hacer lo que sea para complacer a los más favorecidos por la sociedad. ¿Por qué no estalla una revolución en esta ciudad? Quizá porque es una película infantil y los niños no entienden de discursos políticos.
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