miércoles, 29 de junio de 2016

1816; el año sin verano.

La erupción del volcán Tambora en Indonesia provocó hace 200 años un caos climático en todo el planeta. Se sucedieron heladas terribles y nevó incluso en julio y agosto. Ese invierno perpetuo arruinó cosechas, contagió el temor por el fin del mundo y dio alas a un romanticismo tenebroso que sigue marcando el cine, el pop y la literatura.

1816. Nieva en julio y agosto en Italia, Suiza y la costa este de Estados Unidos. En Alemania llueve a cántaros durante semanas. El Rin de desborda. En la India no hay monzón. Los arrozales de China son cenagales.
Los europeos tienen hambre. Es posible que el tiempo metereológico haya provocado la derrota de Napoleón en Waterloo. En Bolonia, un profeta del caos asegura que la destrucción del mundo será el 18 de julio de 1816, y lo que es más grave, la gente le escucha. Pero no sucede nada el 18 de julio, salvo que sigue lloviendo. Solo en Europa mueren a consecuencia de la hambruna 70.000 personas.
En 1920 se supo que el llamado "año sin verano" fue provocado por una nube de cenizas arrojada a la atmósfera el 5 de abril de 1815 por la erupción del volcán Tambora, en la isla indonesia de Sumbawa. La erupción fue tan violenta que el Tambora pasó de medir 4000 metros a solo 2850. Murieron miles de isleños. La situación cerca del ecuador del volcán favoreció la expansión del polvo volcánico por las corrientes de aire de la atmósfera e hizo que 1816 viviera las tormentas más violentas del siglo XIX  en el hemisferio norte.

En 1755, el terremoto de Lisboa provocó la muerte de cien mil personas, Reflejado por filósofos como Voltaire en sus obras, afectó negativamente a la idea ilustrada de que el progreso y la felicidad de los hombres estuvieran en manos de ellos mismos, así como la confianza de los cristianos en un Dios benevolente. En 1816, los pintores paisajistas como Turner o los poetas como Shelley empiezan a representar una naturaleza implacable, furiosa, siniestra, y por esta misma razón, libre y atractiva. Es el comienzo del Romanticismo.
"La invención del relato de terror moderno hunde sus raíces en el verano tenebroso de 1816" escribe el historiador alemán Wolfgang Behringer en su libro TAMBORA Y EL AÑO SIN VERANO: CÓMO UN VOLCÁN SUMIÓ AL MUNDO EN LA CRISIS.
En Suiza, el aristócrata inglés George Gordon Byron acogiá en su villa Diodati, a orillas del lago de Ginebra, a Mary Shelley y al poeta John Polidori. Juntos crearían los mitos góticos del vampiro y de Frankenstein.
Theodóre Gericault tiene 24 años cuando pinta LA BALSA DE LA MEDUSA, sobre una catástrofe acaecida en la costa africana a un buque de guerra, y EL DILUVIO UNIVERSAL. Turner, el pintor de marinas inglés, traza nube de tormenta ocres y rojizas que crecen a la caida de la tarde.
En el este de Europa las condiciones climáticas y la carestia de los productos básicos hacen que se organicen los tradicionales progromos antisemitas, como respuesta ante la falta de una respuesta satisfactoria a las demandas de los ciudadanos hambrientos por parte de las autoridades. El dramaturgo August von Kotzebue es puñalado por el estudiante Ludwig Sand a madiados de 1819. La consecuencia fue la firma de los Decretos de Karlsbas, que sometían a censura el trabajo de los periodistas y artistas en media Europa.

PARA SABER MÁS:
The year whithout summer: 1816 and the volcano that darkened the world and changed History.
William K. Kingaman y Nicholas P. Kingaman (Editorial Paperback)

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