Lo comenté en enero de 2009. Jimena, la hija de la periodista y escritora Carmen Posadas, volvió a casa cabreada por un incidente que había tenido lugar en el metro de Madrid. Un tipo se había tumbado entre los raíles del suburbano durante 45 minutos, ajeno a los requerimientos de los guardias de seguridad y a las amenazas de multa, para exigir a su ex novia - allí presente para bochorno de ella- que volviera con él.
Ignoro cómo terminó al escena, si hubo besitos o lagrimitas, si el tipo pateó mientras la seguridad del metro lo devolvía a la seguridad del andén, o la chica interpelada decidió empezar a preguntarse qué vio en semejante fantoche de opereta. Carmen Posadas dice que estas escenas no tienen nada de románticas, que el amor hay que regarlo todos los días o no hay nada que hacer, y que los días de gloria no ocurren delante de público sino en la intimidad y son modestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario