1968. Todo comenzó con una queja trivial de Franco a su ministro y compañero de cacerías, el ministro de Turismo Manuel Fraga Iribarne. "En Europa no nos quieren, Manuel. Hemos enviado dos veces a ese festival de canciones en inglés a Raphael y no lo hemos ganado. Le ordeno que haga algo al respecto". Franco, alejado de la realidad de cambios generacionales que se respira en Europa desde su nido de águilas de El Pardo, cree que se puede ganar Eurovisión por decreto, no por calidad del cantante.
Y ahí es donde entran una serie de personajes como el especialista en espectáculos de variedades de RTVE, Arthur Kaps y su mujer, la ventrílocua Hertha Frankel; Esteban Guerra, el chico para todo de RTVE encargado de administrar el dinero y los recursos de la delegación española del Festival y su novia de conveniencia, Lucía - él es gay-; Balmaseda, el responsable de RTVE y el cantante Joan Manuel Serrat, representante de la Nova Cançón catalana.
Es una carrera de obstáculos. Serrat sufre presiones por cantar una canción en español por órdenes de Franco y se ve boicoteado tras haber hecho toda la promoción y tiene que ser substituido por Massiel, que está en medio de una gira iberoamericana a diez días del Festival. El vestido no le aparece el adecuado a la cantante y tiene que comprar de su propio bolsillo un vestido camisero bordado por 50.0000 pesetas y unos zapatos en una boutique de París. A Kaps le da un ataque al corazón - por beber demasiado y por las tensiones de las giras de promoción- y los zapatos se pierden en un taxi de Londres y tienen que ser recuperados a la carrera. Massiel había propuesto como solución salir a cantar descalza.
Tras ganar Eurovisión, a pesar de excederse unos 16 segundos en los arreglos musicales, Massiel fue vetada un año de RTVE por negarse a recibir de manos de Carmen Polo el Lazo de Dama de Isabel la Católica. Peor fue el castigo fue para Joan Manuel Serrat, por tratar de cantar en catalán: cuatro años vetado en RTVE.
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