En febrero de 1993 Juan Socorro, un policía municipal de Ayamonte (Huelva), recibió la inesperada visita de Arturo, el profesor de Ciencias Naturales de Nuria, su tercera hija, de 12 años. Arturo se había enamorado perdidamente de Nuria y pedía permiso al padre para cortejarla. La escena debió de ser todo menos romántica. Arturo le dijo algo así como: "Puede denunciarme, pero ella me ama y me la llevaré conmigo, aunque sea a costa de mi reputación y mi carrera como docente".
Nuria Socorro se fugaba con su profesor el 24 de febrero de 1993, tras dejar una carta en la que pedía a sus padres que no pusieran obstáculos a su relación. La Policía empezó a buscar el coche en el Algarve, temerosos de que los dos amantes hubiesen cruzado la frontera. El 4 de marzo de 1993 la Guardia Civil intercepta a la pareja en el ferry de Ibiza, cuando volvían de pasar unos días en las Baleares. Arturo Romero ya había negociado con el padre de Nuria las condiciones del regreso. Nuria pidió a su padre que retirase la denuncia, cosa que sucedió, aunque la Consejería de Cultura expedientó a Arturo y lo destinó a una escuela de adultos a 100 kilómetros de Ayamonte. Juan, el padre retiró la denuncia cuando una revisión ginecológica le confirmo que el himen de su hija estaba intacto y su hija le explico que no había compartido cama con Arturo en los hoteles en que se hebían hospedado.
La distancia y la llegada de la adolescencia, con el nuevo interés por los chicos de su edad y las primeras pandillas, hicieron que en febrero de 1995 Nuria perdiera el interés por el profesor de Ciencias Naturales y este lo dejase correr.
La fuga fue muy mediática. Un comentarista de las primeras cadenas privadas españolas preguntaba retiricamente qué sucedería con ese interés del público si el que se hubiese fugado fuera un chico de 12 años con su profesora de 35.
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