Ridley y Snails son dos ladrones - que raro-. Están planeando colarse en la Biblioteca de la Escuela de Magia para robar objetos mágicos. Allí conocerán a la alumna de magia Marina con la que tienen un enfrentamiento y serán testigos de cómo Damodar, el esbirro del siniestro mago Profion, quiere hacerse con una vara mágica que le daría poder sobre los Dragones Rojos.
Snails, Ridley, Marina, el enano Elwood y Norda, una especie de elfa con el cargo de alguacil, intentaran hacerse con el cetro de Saville que controla a los Dragones Rojos en nombre de la Emperatriz, una adolescente que quiere liberar al pueblo y controlar a los magos de Izmer de una vez por todas.
A diferencia de la película de la entrada anterior aquí se bromea lo justo, y todo el humor está encarnada por la torpeza y la simpatía de Snails, que desaparece pronto. También está presente el tema del duelo por un amigo y del heroísmo, porque el simpático Snails muere torturado por Damodar.
La Emperatriz jovencísima Savina recuerda a un personaje de la literatura fantástica de los años 80, la Emperatriz Infantil, solo que está vez juega a la política y va a la guerra liderando la lucha de los Dragones Dorados contra los Dragones Rojos. Será quien destruya a su oponente, el archimago Profion. Lo cual es un desacierto, porque ella, por motivos de gobierno, se ha mantenido alejada de las aventuras, ha delegado en el grupo de amigos y en sus jefa de la guardia Norda, por lo que lo épico hubiera sido que Ridley hubiese matado mediante algún truco a Profión. O un duelo de magia entre Marina y él, apoyada por la Emperatriz Savina. Pero no pudo ser. Los guionistas no quisieron.
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