En la novela EN LA BOCA DEL DRAGÓN,Priest es el líder de una comuna hippie aislada que elabora vino ecológico. Cuando el Gobernador les dice que restituyan las tierras porque van a inundar el valle para hacer una presa, A Priest no se la ocurre nada mejor que robar un vibrador Sísmico en Nuevo México, y utilizar el interés romántico de la geofísica Melanie por él, así como la necesidad de que su hijo Rustie respire el aire sano del valle, para amenazar a las autoridades con provocar un terremoto si no paran los proyectos hidráulicos de California. Cuando la primera prueba sale bien provocan otro con víctimas mortales. Pero la inspectora del FBI Judy Maddox va detrás de este grupo y no les pondrá fácil causar estragos.
Provocar terremotos artificiales es un concepto que, aunque pueda sonar intrigante en una novela como En la boca del dragón de Ken Follett, tiene fundamentos científicos y tecnológicos limitados en el mundo real. Analicemos esto:
1. ¿Es posible generar terremotos artificiales?
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Sí, pero de forma limitada. Hay evidencia de que actividades humanas, como la inyección de fluidos en el subsuelo (en procesos como la fracturación hidráulica o fracking), la extracción de petróleo o gas, y la construcción de grandes represas, pueden inducir pequeños terremotos. Este fenómeno se conoce como sismicidad inducida.
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Sin embargo, estos terremotos suelen ser de magnitudes bajas o moderadas (generalmente menos de 5 en la escala de Richter), salvo casos excepcionales. No se han registrado eventos masivos de gran magnitud que puedan ser atribuidos directamente a actividades humanas.
2. ¿Podría un grupo terrorista usar tecnología para generar terremotos?
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Para generar un terremoto significativo, sería necesario liberar enormes cantidades de energía en la corteza terrestre, algo que está mucho más allá de las capacidades de la tecnología actual. Las fuentes humanas de energía, como explosivos convencionales o incluso nucleares, no son suficientes para desencadenar terremotos masivos como los causados por tensiones tectónicas naturales.
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En teoría, explosiones nucleares subterráneas pueden causar actividad sísmica, pero estas pruebas han sido limitadas en alcance y efectos. Además, cualquier uso de armas nucleares es extremadamente vigilado y regulado internacionalmente, lo que dificulta el acceso para un grupo terrorista.
3. ¿Tiene base real la novela de Ken Follett?
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Follett suele basarse en ciencia y tecnología plausible para dar realismo a sus tramas, pero también toma licencias creativas. En este caso, la idea de provocar terremotos de manera intencionada parece estar inspirada más en teorías especulativas que en capacidades reales.
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Algunos estudios históricos sugieren que las explosiones nucleares subterráneas realizadas durante la Guerra Fría por Estados Unidos y la Unión Soviética generaron pequeñas ondas sísmicas. Sin embargo, estas pruebas no lograron reproducir un terremoto destructivo similar a los que ocurren por causas naturales.
4. ¿Qué opinan los expertos?
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Geofísicos y sismólogos coinciden en que, aunque la actividad humana puede influir en fallas geológicas ya inestables, no tenemos la capacidad de crear terremotos significativos de manera controlada. Las fuerzas involucradas en los terremotos naturales son inmensamente superiores a lo que los humanos pueden provocar.
Conclusión
La trama de En la boca del dragón tiene elementos que reflejan ciertos principios científicos, como la sismicidad inducida, pero la capacidad de provocar un terremoto de gran magnitud a propósito sigue siendo, al menos por ahora, una idea ficticia más adecuada para la literatura que para la realidad.
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