Cuatro meses después del naufragio del Titanic en 1912, concretamente el 12 de agosto se produjo una catástrofe de iguales características a 50 millas al norte del cabo Matxitxako y a unas 40 millas de Ondarroa, en Bizkaia.
Según el marino mercante y divulgador histórico naval Juan Antonio Apraiz, alias Koiote, una galerna se levó por delante la flota de traineras del bonito mientras se disponían a regresar a puerto. "Los integrantes de cada txalupa era una tripulación de nueve personas y unos grumetes expositos, que cobraban lo mismo que los adultos. Las embarcaciones, de entre 12 y 15 metros de eslora, navegaban a vela y remo", explica Apraiz.
La pesca estaba siendo relativamente escasa por lo que los pescadores decidieron permanecer unas horas más para aprovechar las horas de luz.
Además, al día siguiente era el día de San Roque en Bermeo y la festividad de Andra Mari en Ondarroa, por lo que las tripulaciones debían permanecer en tierra por motivos religiosos. "Ese día estaban previsto oficiar 30 bodas", explica Apraiz.
Los pescadores de estas dos localidades se encontraron con marinos mercantes franceses que les mostraron sus barómetros y les recomendaron volver a tierra. Solo que los aspirantes a ahogados no entendieron las indicaciones porque no hablaban francés o solo disponían a bordo de compases portatiles y brújulas.
El mar estalló en una ciclogénesis explosiva, por lo que pasó de estar en calma a hallarse fuertemente arbolada. El único superviviente de toda la flota fue el capitán Juan Daniel Eskurza Marqués, patrón de la lancha San Nicolás. Se mantuvo a flote en dos mástiles atados en cruz con un cabo. Aunque indicó a su tripulación que se agarrase a ellos pronto se fueron soltando y ahogándose en las profundidades del Atlántico.
Eskurza sobrevivió 72 horas atrayendo a las gaviotas a su balsa precaria donde las decapitaba a mordiscos para beber su sangre. Fue sacado del agua por el arrastrero Mamelena nº 13 de la naviera Mercader, fletado en Lekeitio y llevado a un hospital de San Sebastián. El rey Alfonso XIII le concedió audiencia en el Palacio de Aiete, donde le nombró patrón de su barco gasolinera Kun Tuzin, cargo en el que permanecería hasta que el rey se vio obligado a abandonar el país tras la proclamación de la Segunda República en 1931.
Murieron 143 hombres en total. 116 marinos de Bermeo, que perdía el 1 por ciento de su población de 9000 habitantes; 16 de Lekeitio; 8 de Elantxobe y 3 de Ondarroa. En algunos casos, por los lazos de parentesco, murieron todos los varones de familias enteras.
Eskurza tuvo una premonición a finales de 1936 en la que presintió que ya no volvería a ver otra vez la talla de la virgen de Andra Mari por la que sentía devoción y así lo comento delante de sus familiares. Horas después, ya embarcado en un bota a motor, sufría un infarto y caía al agua.