martes, 16 de julio de 2019

El último escándalo de Robert Graves.

Extravagantes rituales, rivalidades familiares, escenas de celos... Los últimos años del escritor Robert Graves estuvieron marcados por el escándalo.

Mallorca, agosto de 1969. Una mujer baja por unos escalones de piedra hasta una playa en el pueblecito de Deía. Lleva una vela en la mano y un tambor en bandolera, así como un cuenco con sangre de conejo. Dos hombres mucho mayores la esperan. Se trata del poeta y novelista histórico Robert Graves, de 69 años, y el poeta sufí Curies Shah, de 45.

La mujer les ordena que se desnuden, traza con la sangre un círculo en el suelo, y les indica que se sitúen en el centro. Les pringa de sangre las frentes y el pecho a los dos hombres. Les coloca la mano de cada uno sobre el corazón del otro y les hace repetir: "Cuando uno llame, el otro vendrá". La mujer toca un poco el tambor, suelta un grito, y deja a Robert Graves con su nuevo "hermano" en la playa.


Durante los 35 años de su vida que vivió en Deía, Graves mantuvo relaciones con cuatro muchachas protegidas suyas a las que el denominaba "sus musas".. Judith Bledsoe, Margot Callas, Juli Simon, y las más violenta y destructiva de todas, la polémica Aemilia Laracuen, que es la que ofició el ritual que he descrito arriba.

A la familia el ritual de Deía les parece embarazoso y cogen con guantes toda la poesía escrita durante aquellos 35 años, considerados por los familiares como de declive. A Aemilia le parecen una gamberrada simpática.

 En 1965, Graves se embarca en una gira de conferencias sobre el mundo clásico por los Estados Unidos. Está cansado de Margor Callas y Judith Bledsoe. Cuando conoce a Aemilia en un cóctel le paga un viaje a Mallorca. A Aemilia le gustó Deía, que en los años 60 era una parada de descanso de artistas y los hippies. Graves la protegía y la patrocinaba en un momento en que Aemilia había roto su relación con el poeta Howard Hart, socavado por el alcoholismo.

Aemilia ( quien se relacionaba con otros hombres en Mallorca) era peligrosa. Nunca negó que hubiera apuñalado a su primer marido Owen Zap. "Fue fácil, como hundir un cuchillo en un pastel" decía tras asegurar que había encandilado con sus encantos a la Policia estadounidense para que la dejaran marchar. Owen sobrevivió, pero ahí se acabó el matrimonio.

El propio Graves escribió unos documentos en los que confesaba que sentía un malsano deseo de estrangular a Aemilia. Todo eso en un país donde la Policía no se andaba con bromas con los criminales. "Pobre. Robert no me satisfacía en la cama a causa de su prostata. Me llamaba su "diosa" Al principio yo pensaba que lo decía en broma, pero iba en serio. Para Graves esa creencia se convirtió en una religión".

¿Que tenía que decir Beryl Graves, su esposa, de todo aquel asunto? Aemilia está sorprendídisima con la actitud de la señora Graves. "Venía a buscarme al café y me pedía que entretuviera a Robert, que se sentía solo sin mí. No entiendo cómo lo soportaba no por qué lo hacía". Irene Gay, quien conoció bien al matrimonio Graves aventura una explicación: "Es posible que  Beryl se sintiera aliviada por no tener que hacer las cosas que hacía por su marido Aemilia".

Graves cantaba a su musa con versos mitológicos, pero Aemilia parecía más interesada en vivir de los fondos del escritor que en complacerle. Vivía una vida a caballo del caserón de Deía, los pisos de sus amigos en Londres, la casa de sus padres en Puerto Vallarta (México) y el apartamento de su antiguo amante en Nueva York.

En un momento en que Robert Graves andaba escaso de liquidez, el poeta compró a Aemilia una casa en Puerto Vallarta para poder vivir los dos juntos, pero es a Hart a quien ella invitó a instalarse en esta residencia.

Graves deja todo para ir a instalarse en Puerto Vallarta pero Aemilia le dice que no la ama, que es un anciano y que no tiene la intención de cuidar de él. Gravves le envía desde Mallorca cartas cada vez más lastimeras pero ella no las contesta. Parece que la relación se ha terminado. Beryl recoge la autoestima de Robert y no dice nada, como si el poeta no hubiera planeado dejarla por una muchacha más joven y más cínica.

Pero Aemilia vuelve a aparecer en sus vidas. Robert le ofrece una casa del pueblo, curiosamente la que ya ocupaba su hijo mayor, William, con su esposa. Aemilia no intervino en el conflicto, pero tampoco le dijo a Graves que se quedaría con él. Robert insiste en que Aemilia y él deben tener un hijo. Lo intentaron pero el hijo no llegó. "Robert quería llamarlo Jeremy Delfino. Yo quería tenerlo pero creía saber mejor que él que sería el fin de nuestra relación. Robert había escrito: Los hijos y la vida doméstica suponen la muerte de la musa".

La presencia y el comportamiento de Aemilia provocaron tensiones familiares entre Robert y su hijo Juan. "Vamos a ver; Juan había mantenido una relación con Margot Callas a espaldas de su padre y conmigo se acostó una sola vez. Pero Robert se puso furioso - con toda la razón del mundo- con los dos. Corrió el rumor por Deía de que Robert le había puesto LSD en la bebida a su hijo para castigarlo. Pero yo digo que no: eran una familia normal y el elemento disfuncional era yo", reconoce Aemilia.

A los 71 años, Graves debe viajar a Londres a operarse de cálculos biliares en el Hospital de Saint James. Allí recibe la visita de Juli Simon, hija de 17 años de un amigo suyo. Le dice que está enamorada de él. así que Robert Graves la convierte en su protegida. Las tensiones a causa de Aemilia empiezan a ceder. La inversión literaria que había hecho Robert en Aemilia había terminado. Durante el otoño siguiente Aemilia se marchó a La India con Peter Weissmuller, un hombre 20 años más joven que ella. Robert Graves no volvería a verla.

Wiliam Graves, el hijo mayor, afirma que la demencia de su padre y el escándaloso asunto de las musas empezó en 1959, a resultas de una operación de prostata. Define como "poemas médicos" los versos inspirados por las musas de su padre, lo que viene a finiquitar el reinado de Aemilia. Desde 1960 su obra era errática y caprichosa.

Aemilia no está de acuerdo: "¿Te parece que yo soy tan mala persona que voy a estar con un    anciano solo porque me hace regalos caros y me presta una atención desmedida? No teníamos una vida sexual, pero me gustaba su capacidad de llevarme a otros mundos a través de sus versos. Estaba cuerdo. Te lo aseguro".


Robert Graves fue amigo de Lawrence de Arabia, combatió en la Primera Guerra Mundial y era un erudito en todo lo que respecta al mundo de la Antigïuedad clásica. Es el autor de YO, CLAUDIO y CLAUDIO, EL DIOS, Y SU ESPOSA MESALINA, que la BBC convirtió en una exitosa serie de televisión. También es el autor de ADIOS A TODO ESO, una crónica de guerra en tono satírico, con la que escandalizó a las élites británicas.

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