viernes, 25 de enero de 2019

Samantha Geimer y Roman Polanski.

Para Samantha fue un trauma que cambió su vida para siempre. En este reportaje adaptado del suplemento XL Semanal, 36 años después de que el diretor de cine Roman Polanski abusara de ella, afirma que ambos fueron tratados de forma injusta. Ahora pide a la justicia que lleve el caso.



Samantha tenía 13 años cuando todo ocurrió. Su madre trabajaba como actriz en anuncios publicitarios, y ella se presentaba a castings para actriz los escasos ratos que le dejaban los estudios. El padre era un alcohólico que casi hablaba comiéndose las palabras cuando llamaba por telefono a Susan y preguntaba por la hija de ambos. Pero esto sucedía escasas veces.

Roman Polanski entró en la vida de Samantha por mediación del ex novio de su hermana mayor. Este le habló a Susan de la posibilidad de hacer unas sesiones de fotos con la niña- repetimos, de 13 escasos años- por cuenta de la revista Vogue. Susan le dijo con delicadeza que preferiría estar presente en las sesiones pero Polanski replicó que la madre interfiriría en la concentración de Samantha a la hora de posar.

-¿Por qué mi madre le dejó meterme en su coche? Supongo porque Roman era poderoso en la industria de la que pretendíamos vivir. Yo pensaba que esas fotos eran mi única posibilidad de entrar en esos círculos.- explica Samantha.

Era febrero de 1977. En la primera sesión de fotos Polanski hizo unas fotos de Samantha con un pacho desnudo. Eso tendría que haber despertado las alarmas de la chica,pero pensó que las actrices profesionales como Marilyn Monroe habían tenido que hacer frente a exigencias más duras y lo hizo. Esa foto cambiaría la vida de los dos. Pero no adelantemos acontecimientos.

Unas semanas después, el 10 de marzo, hay una nueva sesión de fotografías en casa de Jacqueline Bisset. Todo normal para lo que se suponía que estaba sucediendo: una sesión fotográfica de moda.

Luego Polanski condujo a Samantha hasta la casa de Jack Nicholson, que se hallaba ausente de su mansión. "Por el camino me preguntó si ya había hecho el amor por primera vez; le dijo que sí, lo que era cierto. Me preguntó que cuántas veces. Yo le dije que dos. En realidad solo había practicado sexo con un chico una".

En la mansión de Nicholson había un jacuzzi. Polanski indicó a Geimer que se introdiujera dentro completamente desnuda y Samantha accedió. Él también se desvistió. Abrió dos botellas de champán y partió una pastilla sedante en tres trozos. Resultó ser un Qualide, las mismas que usaba por la misma época el cómico afroamericano Bill Cosby para perpetrar sus agresiones sexuales.

-¿Quieres un trozo?- le preguntó.

-No.

Polanki insistió y cogió a Samantha de la cintura. La colocó de talforma que un chorro de burbujas golpeara entre sus piernas. Samantha dijo que no quería seguir, que tenía asma y necesitaba volver a casa para medicarse. Roman la dejó salir del jacuzzi y entrar en su casa pero la chica no llegó a recoger su ropa porque allí mismo la sodomizó por la fuerza.

De vuenta a casa Polanski le dijo a Samantha todo lo que los peredastas dicen a sus víctimas: que lo que había pasado era un secreto y que su madre, Susan, y el nuevo compñero de esta, Bob, no debían enterarse.

Entró en la casa de Samantha y se fumó un cigarrillo de marihuana con Susan. Luego, en un acto incomprensible para un criminal sexual, le mostró la fotografía de Samantha con la teta al aire. Susan no solo no la apreció, sino que invitó a Polanski a desaparecer de su vida y la de su hija.

36 horas después aproximadamente, un funcionario de Policía se presentó en la casa de Polanski, y le entregó una citación con seis cargos: entre ellos corrupción de menores, sodomía - sexo anal por la fuerza- y violación.

"Polanski acababa de rodar LA SEMILLA DEL DIABLO, esa película de terror. La gente estaba dividida entre los que creían que era un peredasta al que el éxito se le había subido a la cabeza, y entre los que aformaban que yo no era más que una putilla que había aprovechado la oportunidad para hacerlo caer de su pedestal", explica Samantha.

"En realidad, no es una cosa ni la otra. No soy una víctima, es cierto, porque pude hablarle a mi madre de la foto del pecho al aire y todo se habría acabado el primer día. Las chicas de mi edad no iban por ahí permitiendo que las hagan fotografías desnudas en un jacuzzi, no tomas champán con un adulto a solas y no toman las pastillas sedantes que les dan", aclara.

"Polanski pasó 42 días en una cárcel de York, así que recibió un castigo. Yo tuve que contar la historia de la sodomización ante la Fiscalía, los periodistas,los médicos, la Policia... Fue mucho peor que la agresión en sí.

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