jueves, 24 de enero de 2019

Qué es lo que una mujer puede esperar tras una violación.

En España se denuncian 12 asaltos sexuales a mujeres cada día. La cifra es demoledora, sobre todo si se tiene en cuenta el doloroso vía crucis que significa denunciar. Muchas veces la víctima inicia un periplo que la lleva de comisaría en comisaría, de hospital en hospital. Falta información y un protocolo común para todo el país.

¿Qué es lo primero que una mujer tiene que hacer si sufre una violación en España? Hay como 8124 protocolos diferentes, una por cada municipio español. ¿Qué es lo primero? ¿El hospital y los ginecólogos forenses? ¿La comisaría y la denuncia? ¿Vale cualquier hospital o cualquiera comisaría? No. ¿Hay un número al que llamar para asesorarse? No lo hay.

Para las víctimas de un delito sexual esta incertidumbre de  no saber lo que hay qué hacer para defenderse de una nueva agresión ya es un stress añadido. En 2017 se denunciaron 4424 violaciones, según el Informe sobre delitos contra la libertad e indemnidad sexual, del Ministerio del Interior. Son 12 agresiones diarias. Teniendo en cuenta que son una pequeña parte de los que se producen realmente es para echarse a temblar. ¿Cuántas mujeres desistieron de poner su denuncia ante la descoordinación de las autoridades policiales?

Blanca fue violada a los 19 años en Madrid, y ha documentado con la ayuda de Amnistía Internacional la desprotección a la hora de poner una denuncia. Volvió a casa con la ropa desgarrada y les contó a sus padres lo ocurrido. Fue junto con su madre a la comisaría local pero los policías de allí la derivaron a la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer de la Policía Nacional (UFAM). En la UFAM no dejaron a la madre estar presente en un interrogatorio que duró cinco horas. Desde allí Blanca y su madre aciudieron al hospital para someterse a una inspección ginecológica a cargo de los forenses, pero su hospital no servía porque estas pruebas solo se realizan en el de La Paz. El trato fue correcto.

Blanca reaccionó a partir del momento en que su agresor se alejó lo bastante pero no recibió ayuda hasta 10 horas después. Nadie le ha informado de la marcha de las pesquisas policiales por lo que no está segura de si el violador sigue o no en libertad.

El tiempo es fundamental a la hora de recoger pruebas contra los agresores. Las muestras son válidas hasta siete días después de una penetración vaginal, o tres si se trató de una penetración anal o una felación a la fuerza. El mismo plazo corre para las sigilaciones en la piel ( los chupetones en el cuello o en los pechos),los vestigios bajo las uñas a consecuencia de las maniobras de defensa de las víctimas. Hay que evitar lavarse y cambiarse de ropa. Tampoco hay que hacer pis, pero si las necesidades fisiológicas son inevitables hay que informar de ello al ginecólogo forense. Se informará del número de veces.

Hay que llevar una muda de ropa al hospital por lo que lo más seguro es que un experto en tejidos se lleve la que la víctima llevaba puesta el busca de pruebas. Así puede saberse quién puede ser por el método de someter a la chica. Es un dato importante si el hombre desgarró la ropa con las manos o cortó tela con un cuchillo.

Las pruebas son entregadas a la Policía, que presenta la cadena de custodia para que tengan validez legal. Se recogen los salvaslip y los preservativos para poder cotejar el ADN. Luego se toman muestras de sangre, de saliva y de superficie corporal.

La víctima es sometida a un test de orina para localizar sustancias tóxicas como la burundanga o la ketamina. Hay más de 400 sustancias para anular la voluntad de las víctimas y su capacidad para oponer resistencia. Algunas se despiertan desnudas en portales o callejones, y no pueden aportar demasiada información crucial durante el interrogatorio.Se comprueba que no existe un embarazo previo y se ofrecen astillas anticonceptivas. Luego se administran medicamentos profilácticos contra el VIH y las otras enfermedades venéreas.

"La violación es una amenaza tal contra la integridad que se traduce en pánico lo que reduce la capacidad de reacción a través del shock", me explica la psiquiatra Lluisa García- Esteve, del Hospital Clínico de Barcelona.

La reacción puede ser nula o fría. Esto puede mantenerse durante un tiempo indeterminado de meses, pero el final la muchacha se derrumba. Puede tener miedo a salir a la calle, no soportar el contacto con los hombres - incluso aquellos que sabe que jamás le harán daño-, no poder conciliar el sueño, perder el apetito, tener depresiones, beber demasiado, fumar demasiado, autolesionarse o llegar al suicidio, aparentemente por una causa diferente de la violación, pero indirectamente relacionada a consecuencia de su fragilidad emocional. Poe eso se suele hacer a todas las víctimas, sin excepción, un seguimiento psicológico y psiquiátrico que incluye la prescripción de ansiolíticos o antodepresivos.



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