Norteamérica, hace 75 millones de años. Un daspletosaurio, un carnívoro bípedo un poco menos grande que los T Rex, un adolescente, es atacado una o varias veces por un congénere o miembro de la misma nidada - no se sabe-. Un mordisco de las potentes mandíbulas del atacante en la nuca fracturó el cráneo y dejó en el hueso un agujero abierto. La víctima sobrevivió al ataque y, cuando murió, poco después, medía 6 metros de longitud y pesaba 500 kilos. Entonces fue devorado, no se sabe si como presa o como carroña, por varios grandes depredadores terópodos como él.
Los restos de este daspletosaurio fueron encontrados en 1994 y forman parte de la colección del Museo Real Tyrrell de Alberta. Los paleontólogos David Hone y Darren Tanke afirman que no consideran el especimen como un adulto por la incompleta fusión de elementos craneales vertebrales". Estaba en la última etapa de la adolescencia y no llegó a la edad reproductora. "Sufrió numerosas lesiones e infecciones en distintos momentos de su vida, lo cual es normal en un dapredador de contacto como lo fue este terópodo. Todas se curaron".
"Este animal tuvo una voda dura. Sufrió numerosas lesiones en la cabeza, incluidas algunas que debieron ser desagradables. El sospechoso más probable es otro terópodo de la misma especia, lo que sugiere la presencia de peleas entre estos animales. ¿Territorialidad? ¿Peleas por las hembras? Nunca lo sabremos. El comportamiento no se fosiliza", me explica un paleontólogo canadiense.
Las luchas entre miembros de la misma especie, sin embargo, no mataron a este ejemplar, o no hay pruebas de ello. No pueden precisar más, porque en la Alberta del Cretáceo viían unos terópodos carnívoros más grandes, los gorgosaurios.
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