En realidad se llamaba José Doroteo Arango Arámbula. Su padre, Agustín, murió muy pronto dejando al podre muchacho con unas responsabilidades de adulto y sin poder asistir a la escuela para mejorar su posición social. Estaba a cargo de su madre y sus cuatro hermanas, por lo que empezó a trabajar de peón en una hacienda de San Juan del Río, en Durango.
Con 16 años mata a su primer hombre, el hacendado Agustín López Negrete, que había intentado forzar a su hermana. Que un peón que tenía que alquilar al terrateniente su equipo matara a este era un crimen digno de la pena capital en el México de Porfirio Díaz, por lo que Villa huyó a las montañas y se dio a sí mismo el mote de un famoso bandido ajusticiado pocos años antes, Pancho Villa.
Convertido en un bandido generoso que ayudaba con parte del fruto de su botín a las familias necesitadas de la región, su nombre pronto empezó a correr de boca en boca, convirtiéndose en personaje de corrido popular.
Su vida sentimental empezó en 1898 con el fruto de una hija. Sería la primera de una treintena con diferentes mujeres ( no hay constancias de que fueran uniones aprobadas por la Iglesia), y una larguísima lista de amantes, unas 70 mujeres. Villa reconoció a todos sus hijos, los hizo estudiar y a algunos, los más destacados, los envió a Estados Unidos a hacer una carrera. Nunca aprendió a leer y a escribir pero terminado su papel activo en la Revolución Mexicana promovió campañas de alfabetización entre los campesinos.
En 1909 Villa conoció a Abraham González que le pidió ayuda y hombres para luchar por la causa del presidente Francisco Madero contra los abusos de los hacendados y del Gobierno de Porfirio Díaz. Con sus grandes dotes para la estrategia militar, su valor demostrado en mil ocasiones y su carisma entre los campesinos, organizó una serie de campañas militares que expulsaron a Díaz de México. De hecho, levantó una milicia armada de 20.000 hombres.
Fue leal a los hermanos Madero hasta que estos le asociaron con un militar de carrera adicto a la cocaína, el traidor Victoriano Huerta, que trató de fusilarlo. La intervención de Gustavo Madero, impidió que lo ejecutasen pero Villa fue encarcelado hasta su fuga, disfrazado de hombre de negocios español en 1912.
En 1913 Huerta depuso a Madero y a su hermano Gustavo, los ejecutó frente a los muros de la prisión de Lecumberri y saquearía la ciudad en medio de una purga de elementos izquierdistas que se conocería más adelante como la Decena Trágica. Villa y Zapata unieron sus fuerzas para luchar contra los hombres de Huerta, los "colorados", con el apoyo político de Venustiano Carranza, el gobernador de Coahuila,
Huerta huyó de México y murió de sobredosis en Europa. Los villistas y los zapatistas tuvieron sus roces con Carranza cuando este les prohibió entrar con sus tropas de campesinos en la capital, lo que ambos caudillos hicieron al año siguiente. Pusieron en el sillón presidencial a Eulalio Gutiérrez y, posteriormente, a Roque González Garza. Pero a quien el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, quería en esa silla era a Carranza por lo que las tropas villistas cruzaron la frontera estadounidense y atacaron las ciudades fronterizas de El Paso y Columbus.
La reacción de los estadounidenses no se hizo esperar por lo que los marines y la caballería, así como un pelotón de camiones acorazados, todos ello dirigido por el general Pershing, cruzaron la frontera mexicana para capturar y ahorcar a Pancho Villa. Destaca entre esas tropas un joven oficial del comando motorizado, George Patton, que gustaba de exponer sobre el capó de su camión de guerra los cadáveres de los milicianos villistas que mataba.
La población escondió a Villa y a sus lugartenientes más destacados, por lo que la operación militar estadounidense fue un rotundo fracaso. La guerra no declarada entre los dos países terminaría en 1917, con la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.
En junio de 1920 Villa firma los convenios de Sabina por los cuales asume que el presidente es el general federal Álvaro Obregón y depone las armas. Villa se retira a su hacienda de Canutillo donde se dedica a los programas de alfabetización de campesinos y a mantener una familia polígama y numerosa. Pero Obregón teme que Villa busque otra excusa para retomar las armas cuando dice que en una semana podría reunir 40.000 hombres para "entrar en la bola", por lo que planea su asesinato.
Villa y sus acompañantes morirán en una emboscada en un coche Dodge mientras se dirigían a Parral para asistir a un bautizo. Dice la leyenda que Villa le dijo a una de sus amantes antes de subir el trágico autómovil:"Parral me gusta hasta para morirme". Al entrar en la población de Parral alguien gritó:"!Viva Villa!". En realidad, era la consigna para que ocho pistoleros vaciasen los cargadors de sus pistolas sobre el coche Dodge, que aún se conserva en un museo. Ocho de las balas alcanzaron a Villa. Sus cuatro acompañanttes no salieron mejor parados. Sus últimas palabras fueron para un periodista: "Diga que dije algo".
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