sábado, 8 de diciembre de 2018

Feminismo en la República Romana.

"Los romanos fueron brutales, si no genocidas incluso", nos dice la historiadora británica Mary Beard. Son dos rasgos negativos al que hay que sumar un tercero: su machismo, como el que mostró Marco Porcio Catón, más conocido como el Viejo tras la Segunda Guerra Púnica.

Además de ser un cónsul que defendia matar a los esclavos ancianos para ahorrar dinero en su manutención, Catón era una de los más acérrimos partidarios de la Lex Oppia, que restringía para las mujeres exhibir joyas que excedieran la media onza de oro, vestidos llamativos o viajar en carros tirados por dos o más caballos, lo que si podían hacer sus maridos.

En 215 a de C, los cónsules Emilio Paulo - conocio por ser el suegro de Escipion el Africano- y Varrón fueron derrotados por el genio de la guerra cartaginés Anibal en las llanuras de Cannas. Los estragos de esa derrota provocaron escasez de alimentos de primera necesidad como el trigo, lo que despertó el malestar del pueblo. Para evitar una revuelta de pequeños propietarios, que sin duda aprovecharía Cartago, el Senado legisló - con toda la razón del mundo- la Lex Oppia, que prohibía a los patricios provocar a la plebe con una inadecuada ostentación de riqueza.

En 195 a de C, Espición el Africano había derrotado a Aníbal en Zama, por lo que el comercio romano floreció. Los tribunos Marco Fudanio y Lucio Valerio propusieron a los senadores que derogaran la Lex Oppia, haciéndolo saber al pueblo en unos debates públicos en el Foro. Pero se encontraron con la negativa a debatir nada de los sectores más conservadores del patriciado. Centenares de mujeres salieron a la calle para presionar al Senado.

Fue entonces cuando Catón el Viejo reprochó a los patricios dejarse controlar por sus esposas, ya que si no se les mantenía dentro de sus casas, y se las permitía participar en la vida pública de Roma, estos perderían la libertad y la capacidad de gobernar.

Esto provocó nuevas manifestaciones por parte de las mujeres en contra de Catón el Viejo. Finalmente, la Lex Oppia fue derogada. Para celebrar su victoria, las mujeres salieron a la calle llevando sus túnicas y estolas más coloridas, subidas en lujosos carros y portando sus mejores joyas.

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