sábado, 8 de diciembre de 2018

Orgías griegas y bacanales romanas.

Comenzaron siendo ceremonias de sacrificios a Dioniso, dios de la embriaguez y del teatro. Los primeros atenienses denominaron "orgías" a estas representaciones. Después las orgías devinieron en un ritual que adoraba a Dioniso a travér de la danza y el sexo.

En enero se celebraba la fiesta orgiástica de las Lenai, en la que las mujeres bailaban enloquecidamente y practicaban sexo para alcanzar la comunión con el dios Dioniso a través del extasis.

En tiempos de Pericles, las prostitutas de lujo, llamadas "hetairas", eran invitadas a cenas llamadas simposios donde además de los miembros varones de la casa y los invitados también participaban los más bellos esclavos o esclavas. Despojado de su simbolismo religioso, a los simposios se acidía a hablas de filosofía, política, beber y disfrutar de los placeres carnales. Ya en tiempos de Alejandro Magno, su rival Demóstenes decía que un buen día empezaba con las caricias de una concubina y con el ejercicio sexual moderado con una hetaira. De la esposa, recluída en el gineceo, no decía nada Demóstenes.

Sabemos que a los simposios acudían dframaturgos como Sófocles, empresarios metecos como Hipodamo de Mileto y escultores como Fidias. Sabemos que se jugaba a juegos como el koroibos - beber un trago de vino y tratar de tirar una moneda de un palo especial escupiendo el vino- o el aspecto que tenían las hetairas por las esculturas de Praxíteles y los testimonios escritos.

Praxíteles hizo una estatua de Friné, una hetaira de la que estaba encaprichado. Esta mujer pública elevó su tarifa bañándose desnuda dos veces al años en las aguas del Egeo, una vez con motivo de la fiesta de Poseidón y la segunda con motivo del festival de las Eleusinas.

Cin el tiempo Roma absorbió estos rituales y los llamo bacanales de la Bona Dea, en honor a Baco, el Dioniso romano. Eran unas jornadas festivas en las que solo participaban mujeres. Iban en procesión al monte Aventino, consumían vino y alucinógenos y bailaban desnudas, pero el suummun de todo esto eran las prácticas sexuales lésbicas. Posteriormente, los ritos incluyeron a hombres y se transformaron en banquetes nocturnos en honor a Baco. Hombres y mujeres bebían grandes cantidades de vino, los que los desinhibía para practicar sexo. Acabaron celebrándose en casas particulares.

En estas fiestas se tramaban conspiraciones políticas, y con la excusa del desenfreno se asesinaba a participantes, por lo que en 186 a de C, el Senado decretó su abolición, lo que no impidió que se  siguiesen celebrando en la clandestinidad.

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