Al "reggaetón" lo daban por muerto, pero se ha reinventado. El "trap" latino, con letras aún más machistas y sexualmente explícitas, está logrando un éxito sin precedentes. Le contamos en qué consiste este polémico fenómeno y quién es su máximo exponente: Bad Bunny.
(adaptado de un artículo aparecido en 2018 en XL SEMANAL de Carlos Manuel Sánchez).
Si ha escuchado a su hija de 16 años tararear con sus amigas aquello de: "A mí me gustan los más grandes, que no me quepan en la boca", o a su hijo de 10 declarar a ritmo latino: "Si yo antes era un hijueputa, ahora soy peor", Bad Bunny ya no necesita más presentación. Quizá lo haya alarmado lo escabroso de las letras, pero niños de 10 años y adolescentes de 16 lo cantan con completa naturalidad, sin darle más importancia.
Bad Bunny era un perfecto desconocido hasta que en 2016, este joven puertorriqueño ( en realidad se llama Benito Antonio Martínez) saltó a la palestra en Spotify. Antes era un empaquetador de alimentos en un supermercado. De hecho, el apodo profesional lo adoptó por una fiesta de disfraces a la que acudió de mala gana con un traje de conejo. Hoy, los videoclips que cuelga en You Tube acumulan 8.000 millones de visionados. Los dos singles mencionados a principios de esta adaptación ya tienen 650 millones de visitas.
Bad Bunny hizo todo esto sin haber lanzado un solo disco, solo singles sueltos en las redes sociales, sin el apoyo de la industria discográfica y sin apenas sonar en las radios. El "trap" latino es un subgénero del regaetón, con influencias del rap. De hecho, la diferencia entre el rap y el trap es que este último apenas hace denuncia, no responde a ningún movimiento cultural y sus canciones no tienen mensaje alguno y no cuenta ninguna historia. Solo parecen ser los tuits de un chulopiscinas de América Central o del Caribe por su tono machista, centrado en la cosificación de la mujer y el barriocentrismo. De hecho, el "trap" latino es la daptación hispaniamericana del trap estadounidense, centrado en las actividades de las bandas callejeras y los trapicheos con drogas.
El "trap" ha borrado las rivalidades entre los músicos de Colombia ( concretamente de Medellín) y los puertorriqueños puesto que los músicos se invitan a colaborar en los videos musicales de You Tube. Becky G invita a salir en un proyecto a Trebol Clan. Y todos matarían por colaborar en un proyecto de Bad Bunny.
Lo escabroso, violento y despreciativo con las mujeres es uno de los atractivos de esta música que está aderezada con un ritmo y unos arreglos que atrapan e invitan a bailar. Los niños de 10 años cantan y tararean las letras pero por suerte no entienden lo que dicen ni tampoco lo que implican. Si las radios se niegan a emitir estos singles hacen más fuerte el streaming por lo que es tirar piedras contra el propio tejado vetar estas letras o tratar de censurarlas.
LETRAS POLÉMICAS:
Estoy enamorado de cuatro babys.
Siempre me dan lo que quiero.
Chingan cuando yo les digo.
Ninguna me pone pero.
MALUMA.
Y es que yo quiero la combi completa. !Qué! Chocho, culo y teta.
Colaboración de Karol G. con Bad Bunny.
Tranquila, poco a poco me conoces,
Por ahora quiero verte en toás las poses.
Si me dejas te lavo hasta dentro el closet.
Ya estás caliente y todavía no son las doce. !Yeh!,
Colaboración Enrique Iglesias con Bad Bunny.
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