A finales del siglo II de nuestra era, un guerrero germánico tuvo un mal día. Murió en combate, y sus armas fueron saqueadas y ofrendadas como tributo a los dioses de sus enemigos daneses en Vimose, en la actual Fionia.
La turbera en la que fue enterrada junto con 56.000 artefactos de la Edad del Hierro y la época de las migraciones germánicas al Imperio Romano conservó bien esta cota de malla hasta las excavaciones de Conrad Eberhardt entre 1859 y 1870. Los antiguos daneses ofrendaban a sus dioses las armas de sus enemigos, cuanto más valiosas, mejor, así como los arneses de los caballos de los rivales en el campo de batalla. También se les enviaba una parte simbólica del botín de plata y oro.
La cota de malla de Vimose nos indica que los germanos copiaron cosas de la técnica romana pero que incorporaron elementos propios como los corchetes que permiten ajustar el cuello de la camisa blindada a diferentes aperturas segun lo robusto que fuese el usuario.
Ahora un grupo de informáticos del mundo de los videojuegos ha hecho una serie de modelos informáticos para saber qué protección y ventajas ofrecía esta camisa blindada al guerrero que lo llevaba. "Es muy pesada y poco práctica. No entendemos si debía usarla un jinete o era para un soldado de infantería, o si permitía huir en caso de perder una batalla", dice uno de los expertos.
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