sábado, 6 de mayo de 2023

Las buenas compañías, de Silvia Munt.


 Más de 1.500 embarazadas cruzaron la frontera francesa en los años 1970 para ponerse en mano de los ginecólogos abortistas en Biarritz gracias a una asociación de mujeres de Rentería, que practicaban la sororidad antes de que existiese el término como tal.

LAS BUENAS COMPAÑÍAS narra la odisea de once mujeres vascas y un único hombre de clase obrera, de entre 36 y 46 años, para poder conseguir el derecho al aborto. En un ambiente recién salido del nacional catolicismo franquista, con fiscales que parecían hablar más desde un púlpito religioso que desde un estrado judicial, estas valientes  muchachas y las que las apoyaron tanto en Bilbao, en Madrid como en las principales capitales europeas, consiguieron que España aprobase el derecho al aborto en mayo de 1985 y el libre acceso a los anticonceptivos.

La protagonista de esta cinta es una chica de 16 años ( la debutante Alicia Falcó) que no quiere seguir el destino de su madre, una criada del barrio basauritarra de El Kalero, que limpia una casa burguesa, interpretada por Itxiar Ituño, la actriz de Basauri.

En mayo de 1985, el Tribunal Supremo tumbó una sentencia de 1982 que había absuelto a varias mujeres del barrio de El Kalero por interrumpir voluntariamente embarazos de riesgo, o ante la incapacidad de mantener a sus hijos en un ambiente de conflictividad laboral.Los jueces habían tenido en cuenta la precariedad económica y la escasa, por no decir nula, accesibilidad a los anticonceptivos, negados por los médicos de la Seguridad Social. También los abogados laboralistas de la Defensa alegaron que no se había podido probar que estas nueve mujeres hubiesen estado embarazadas en el momento de la intervención abortiva clandestina por lo que el delito no era probado. Los fiscales rebatieron que solo la idea de abortar era delictiva. Hubo condenas para cuatro de las pacientes acusadas y para la abortista pero solo la curandera entró en prisión porque la defensa se acogió a las amnistías de 1975 y 1977. El fiscal exigía seis meses de prisión para ellas y sesenta años de cárcel para la abortista que las había intervenido. 

A raíz de aquel juicio se consiguió despenalizar el aborto en España, al menos para casos de violación o en el que el feto corriera riesgos de malformación, retraso cognitivo, o pusiera en riesgo la vida de la gestante. Era poco, pero por lo menos era una cabeza de playa en los derechos sobre su cuerpo que las mujeres tienen en el siglo XXI.

Para ver:

https://www.youtube.com/watch?v=_UR202-OxF8

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