lunes, 29 de diciembre de 2025

Nannie Doss

 


Nannie Doss fue una de las asesinas en serie más perturbadoras de la historia criminal estadounidense precisamente porque sus crímenes se escondían tras una apariencia amable, familiar y casi entrañable. Nacida como Nancy Agnes Hazel el 4 de noviembre de 1905 en Blue Mountain, Alabama, vivió una infancia difícil marcada por un padre extremadamente estricto, una educación limitada y experiencias traumáticas, incluido un grave golpe en la cabeza durante un accidente de tren en su niñez, que según algunos relatos contribuyó a su inestabilidad emocional en la vida adulta. Wikipedia+1

La letal “abuela risueña”

Los crímenes de Nannie Doss abarcaron más de dos décadas, desde finales de los años 1920 hasta 1954, y todos ellos tenían un patrón común: envenenamiento con arsénico, normalmente mezclado en alimentos o bebidas que ella misma preparaba. Su carácter afable, su constante sonrisa incluso durante interrogatorios, y su aparente falta de remordimiento le valieron apodos mediáticos como la Abuela Risueña, la Viuda Negra alegre o la Jolly Black Widow. Wikipedia+1

Las víctimas: un círculo familiar completo

A lo largo de esos años, Nannie Doss asesinó al menos a 11 personas, casi todas de su entorno más cercano. Aunque las cifras exactas varían según las fuentes, la investigación oficial y su propia confesión apuntan a este grupo de víctimas: Wikipedia

  • Cuatro de sus cinco esposos

  • Dos de sus hijas

  • Su madre, Louisa “Lou” Hazel

  • Dos de sus hermanas

  • Un nieto

  • Una suegra

En algunas fuentes se menciona también la muerte de un sobrino o nietos adicionales, lo que demuestra que la lista completa puede variar según cómo se cuenten los casos atribuidos a ella. murderpedia.org+1

Gran parte de las muertes parecían naturales al principio —fiebre, vómitos, “infecciones”— y nadie sospechaba de ella. No era acusada porque sus vecinos y médicos no veían motivos para dudar de una mujer que siempre mantenía una actitud dulce. EL GRÁFICO

¿Por qué lo hizo?

Las razones detrás de los asesinatos de Nannie Doss siguen siendo motivo de análisis, porque mezclan diferentes motivaciones personales:

1. Búsqueda de “amor verdadero”:
Ella misma afirmó que estaba siempre en busca del compañero ideal y que sus matrimonios fallidos eran una parte de esa búsqueda romántica. Algunas biografías indican que leía obsesivamente novelas de romance, lo que pudo alimentar una visión distorsionada de las relaciones y una incapacidad para aceptar frustraciones afectivas. Wikipedia+1

2. Beneficio económico:
En varios casos se encontró que había pagado seguros de vida sobre las víctimas, y en particular el último marido, Samuel Doss, había sido asesinado para cobrar dos pólizas que había contratado poco antes de su muerte. Eso sugiere que el dinero fue al menos un incentivo, no solo una coartada. Emadion

3. Frustraciones y resentimientos personales:
Se ha especulado que algunas de sus muertes estaban relacionadas con resentimientos profundos —como con esposos que ella consideraba infieles o abusivos— y con la frustración de una vida que no cumplió sus expectativas de felicidad. murderpedia.org

4. Posibles factores psicológicos:
Aunque no fue diagnosticada formalmente con un trastorno específico —la época en que vivió no tenía diagnósticos modernos completos—, los biógrafos han sugerido que su trauma infantil, sus experiencias de abuso y un patrón de toma de decisiones destructivas podrían haber afectado su empatía y control de impulsos. Wikipedia

La investigación que la atrapó

Durante muchos años, nadie sospechó de Doss, porque cada muerte era tratada como un caso aislado y atribuida a causas naturales o accidente. Fue la muerte de su quinto esposo, Samuel Doss, en octubre de 1954, lo que finalmente desencadenó su caída. Tras su ingreso hospitalario con síntomas aparentemente comunes, un médico ordenó una autopsia que reveló niveles masivos de arsénico en su organismo. Esto fue extraordinario y hizo que la policía empezara a mirar las muertes anteriores con otros ojos. Wikipedia+1

Una vez bajo investigación, los cuerpos de algunas de sus víctimas fueron exhumados y se detectaron grandes cantidades del mismo veneno. Con esa evidencia, Nannie fue confrontada por la policía, y aunque inicialmente negó cualquier culpabilidad, acabó confesando los asesinatos de cuatro de sus esposos, su madre, su hermana, su nieto y su suegra. Wikipedia

Juicio y condena

El Estado de Oklahoma llevó a Nannie Doss a juicio únicamente por el asesinato de Samuel Doss —el crimen con pruebas más sólidas—. El 17 de mayo de 1955 se declaró culpable y fue condenada a cadena perpetua; la fiscalía decidió no buscar la pena de muerte, en parte por su género y en parte por su actitud aparentemente dócil. Ella pasó el resto de su vida en prisión y murió el 2 de junio de 1965 de leucemia. Wikipedia

¿Cómo se recuerda su caso?

El caso de Nannie Doss sigue fascinando a criminólogos, psicólogos y al público general porque rompe con muchos estereotipos: estaba lejos del perfil clásico del asesino violento, camufló sus actos tras el rol tradicional de esposa y madre, y además nunca mostró arrepentimiento genuino, llegando incluso a reír mientras hablaba de sus crímenes durante su detención. El Universal: El UNIVERSAL

Cuando se habla de los posibles trastornos psicológicos de Nannie Doss, es importante partir de una cautela básica: nunca fue evaluada con criterios clínicos modernos, y todo lo que se plantea hoy procede de reconstrucciones retrospectivas hechas por criminólogos, psiquiatras forenses e historiadores. Aun así, el patrón de su conducta, sus declaraciones y su historia vital permiten esbozar algunas hipótesis bastante consistentes.

Uno de los marcos más utilizados para analizar su caso es el de los trastornos de personalidad, especialmente aquellos caracterizados por una combinación de falta de empatía, manipulación emocional y una relación instrumental con los demás.

En primer lugar, muchos especialistas han señalado rasgos compatibles con un trastorno de personalidad antisocial. Este diagnóstico no implica necesariamente violencia abierta o conductas explosivas, sino un patrón persistente de desprecio por la vida ajena, ausencia de remordimiento y uso de otras personas como medios para un fin. Doss envenenó de manera sistemática a familiares cercanos durante años, sin mostrar culpa ni angustia emocional, y llegó a relatar sus crímenes con ligereza e incluso humor. Su conducta encaja con lo que hoy se denominaría psicopatía de bajo perfil, caracterizada por frialdad emocional y cálculo, pero sin impulsividad evidente ni agresión física directa.

Relacionada con esto, algunos autores sugieren que presentaba rasgos psicopáticos “encubiertos”. A diferencia del psicópata clásico —impulsivo, dominante y agresivo—, Doss era pasiva, aparentemente sumisa y socialmente funcional. Su encanto superficial, su imagen de mujer amable y su capacidad para inspirar confianza funcionaron como una máscara que le permitió matar sin levantar sospechas durante décadas. Este tipo de psicopatía es especialmente difícil de detectar porque se camufla en roles socialmente aceptados.

Otra línea de análisis apunta a un trastorno narcisista de la personalidad, aunque no en su versión grandiosa. En su caso se trataría de un narcisismo vulnerable: una necesidad constante de sentirse querida, idealizada y protegida, combinada con una profunda incapacidad para tolerar frustraciones afectivas. Nannie Doss tenía una visión muy idealizada del matrimonio y del amor romántico, alimentada por la lectura compulsiva de novelas sentimentales. Cuando sus esposos no encajaban en ese ideal —por infidelidad, alcoholismo, discusiones o simples desilusiones—, ella no rompía la relación: eliminaba a la persona. Desde esta perspectiva, el asesinato funcionaba como una forma extrema de recuperar control y evitar el abandono.

También se ha planteado la presencia de rasgos dependientes y pasivo-agresivos. Doss rara vez confrontaba directamente a quienes la irritaban. No discutía de forma abierta ni mostraba rabia evidente. En lugar de ello, acumulaba resentimiento y lo expresaba de la manera más indirecta posible: el veneno. Esta modalidad de agresión silenciosa es coherente con personalidades que reprimen el conflicto pero lo canalizan de forma destructiva.

Un factor relevante es el posible daño neurológico. Durante su infancia sufrió un golpe grave en la cabeza en un accidente ferroviario. Aunque no hay pruebas concluyentes, hoy se sabe que ciertos traumatismos craneales tempranos pueden afectar áreas relacionadas con la regulación emocional, la empatía y el control moral. Esto no explica por sí solo sus crímenes, pero podría haber contribuido a una menor capacidad para sentir culpa o anticipar el sufrimiento ajeno.

Además, su historia vital muestra elementos de trauma infantil y aprendizaje disfuncional. Creció en un entorno rígido, con un padre autoritario que le prohibía socializar y una educación emocional muy limitada. Este contexto pudo favorecer una visión instrumental de las relaciones humanas, en las que el afecto no se negocia ni se pierde: se posee o se elimina.

Lo que resulta especialmente llamativo en Nannie Doss es la ausencia de sadismo evidente. No parecía disfrutar del sufrimiento físico de sus víctimas ni buscaba escenas de violencia. Su motivación no era el dolor en sí, sino el resultado: librarse de personas que le estorbaban emocional o económicamente. Esto la diferencia de asesinos impulsivos o sexualmente motivados y refuerza la hipótesis de un trastorno de personalidad frío y calculador, más que de una psicosis o un trastorno delirante.

En síntesis, el consenso actual apunta a que Nannie Doss no estaba “loca” en el sentido clínico tradicional, sino que probablemente combinaba rasgos psicopáticos, antisociales y narcisistas, potenciados por una historia de trauma y una visión profundamente distorsionada del amor y la familia. Precisamente por eso su caso sigue siendo tan inquietante: entendía perfectamente lo que hacía, sabía ocultarlo y jamás dejó de sonreír mientras lo contaba.


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