23 de enero de 1928. Un toro se creyó muy feliz porque había escapado del furgón que le conducía al matadero de Madrid. Ahora se entretenía corneando a diestro y siniestro a los transeuntes entre el Puente de Segovia, desde Carabanchel Bajo. A la altura de la calle Leganitos corneó a un ordenanza en el culo, embistió a dos paseantes y casi se lleva a un mundo mejor a una anciana de 66 años.
Hacia las 11:00 apareció en medio de la Gran Vía (la antigua Avenida del Conde Peñalber) y allí se cruzó con su némesis: un torero en traje de calle.
"Fortuna" se disponía a ir a comer con su señora donde los suegros pero decidió hacerse una faena con el bicho a base de abrigo. Del Casino militar le trajeron un sable de caballería, que "Fortuna"desechó por endeble e inadecuado. Así que prolongó su faena de abrigo hasta que un mozo de cuerda le trajo de su casa su estoque de matador.
El respetable le concedió la oreja y le llevó a hombros hasta el Café Regina de la Callé Alcalá, en donde le convidaron a anís. El Ministro de la Gobernación la impuso la Cruz de Beneficencia, entregada por don Nicanor Villalta en el transcurso de la corrida de la Asociación de la Prensa.
Diego Meazquiarán "Fortuna" dejó un sobrino novillero y posee una placa en la calle donde nació en Sestao, al final de Iberia, cerca de la estación de cercanías. Está encerrada en una urna metálica y la lluvia empaña el cristal,así que si el lector aficionado a los toros decide viajar a Sestao para verla, recomiendo encarecidamente que lo haga con buen tiempo, a ser posible en verano.
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