martes, 25 de septiembre de 2018

La otra cara de Al Capone.

Responsable de al menos 200 asesinatos, Al Capone ha pasado a la historia como uno de los criminales más sanguinarios. Una nueva y controvertida biografía cuestiona, sin embargo, que fuese un psicópata y se adentra en su vida familiar para mostrar a un hombre "con sentimientos". Se lo cuento.

Cuando se enteró de que unos hampones de rango inferior intentaban liquidarle, la leyenda cuenta que Al Capone les invitó a una lujosa cena. Los mafiosos sicilianos John Scalise y Joseph Giveia, alias el Sapo Bailón, no desconfiaron. A la hora de los postres, el guardaespaldas de Capone, Frank el Escurridizo, y sus hombres ataron a los abvenedizos a las sillas y los mataron de forma atroz. Terminada la sangrienta tarea, Al Capone brindó en presencia de los cadáveres. Siempre según la leyenda.

El 14 de febrero de 1929, seis hombres de la banda de Bugs Moran, los rivales irlandeses de la alianza de mafiosos judíos e italianos que representaba Capone fueron cosidos a balazos por unos sicarios italianos disfrazados de policías. 

"El juez de instrucción que examinó los cadáveres apenas encontró un hueso sano o una zona de piel sin cardenales", recuerda el cronista de sucesos John Kobler de la muerte de los usurpadores en junio de 1929. En la película LOS INTOCABLES, de Brian de Palma, vemos a Capone rematar a un traidor durante una cena con un bate de beísbol.

Pero, ¿eso tiene una base real? "No deja de resultar sospechoso que tras tomarse todo el trabajo de cultivar una imagen de benefactor de las barriadas del extrarradio de Chicago, de representar a las autoridades como anfitrión en eventos públicos, de esforzarse por estar lejos de los lugares donde sucedían los inevitables hechos sangrientos relacionados con el contrabando de alcohol, Capone se implicara en una acción que bien podía enviarlo en prisión y echar tierra sobre cosas que no tenían nada que ver con actividades ilegales pero que le importaban", afirma Deirdre Bair, autora de AL CAPONE: SU VIDA, SU LEGADO Y SU LEYENDA, una biografía sobre el capo de la Mafia italoamericana que publicará Anagrama.

El cine delos años 30 y 40, la película de Brian de Palma de 1987 ( con Robert De Niro en el papel de Al Capone), la película pornográfica de 1994 donde Roberto Malone lo interpreta, muestran a Al Capone como un monstruo que dirige una banda de personas violentas. Era cierto que era despiadado en los negocios, contra sus adversarios, pero estos tampoco eran ángeles. En 1926, los ingresos brutos que obtenía de las extorsiones y la prostitución eran de 105 millones de dólares ( unos 1377 de millones de dólares de 2018)

En 1926 era una mezcla de respeto, temor y admiración lo que despertaba la figura de Al Capone, vestido con un abrigo de camello,  siempre con un puro en los labios, y acompañado de un guardaespaldas armado. Siempre tenía los bolsillos llenos de fajos de billetes que repartía entre la gente trabajadora de los barrios obreros como si tal cosa. Era generoso con los barberos, las vendedoras de fruta y los muchachos que vendían periódicos.

"Una noche fría de invierno estaba en un restaurante cuando un joven repartidor de periódicos, empapado y tiritando, lae pidió que le comprará un ejemplar del montón que llevaba bajo el brazo. Capone le compró todos pagando al chico una cantidad equivalente al sueldo mensual de un trabajador adulto", recuerda Deirdre Bair.

Capone empezó su carrera delictiva en el barrio de Five Points de Nueva York, a las órdenes del mafioso italiano John Torrio. Torrio ordenó que siquiera las instrucciones de un mando intermedio llamado Frankie Yale y cuyo principal negocio era un bar de alterne cerca de Coney Island, llamado Club Harvard. Mientras trabajaba como camarero y supervisor de las prostitutas, Capone confundió a la hermana del mafioso Frankie Galluccio con una meretriz e hizo un comentario fuera de lugar sobre los méritos de su trasero. Galluccio le desafió a un duelo de navajas y le marcó tres veces en la mejilla. Fue una suerte de que no estuviera en su mejor forma porque la intención de Galluccio era claramente la de degollar a Al Capone.

Cuando empezó la Prohibición, Torrio dejó a Capone al mando de los negocios en Chicago, donde llegó en 1924. Solo estuvo al frente del negocio de bares clandestinos, casas de citas y garitos de juego durante menos de seis años. Pero es más recordado que hampones posteriores más exitosos como Lucky Luciano.

Entre 1920 y 1933, año de la  revocación de la Ley Seca, hubo en Chicago 700 muertes relacionadas con los contrabandistas de alcohol, 200 de ellas con la participación indirecta de Capone.

Capone, su esposa y su único hijo vivieron hasta 1926 en el Hotel Hawthorne de Cicero, un suburbio de Chiago. En 1926 situó su base de operaciones al Hotel Lexington, donde trabajadores pagados generosamente por él excavaron una red de túneles por donde escapar en un momento donde las muertes de pistoleros del hampa y de capos estaban a la orden del día.

"Había tanta creatividad perversa en la aplicación de la violencia y la ejecución de los asesinatos que los lectores, hastiados ya, miraban los artículos de la sección de sucesos con un bostezo antes de pasar a la de los deportes", recuerda Deirdre Bair. Dos muertes marcaron el fin del imperio de Al Capone: la de su antiguo mentor, Krankie Yale en julio de 1928, y la del periodista Jake Lingle en junio de 1930.

Muchos jueces de la época de la Gran Depresión pensaban que parte del poder de los jefes de la Mafia radicaba en la evasión de impuestos. En 1927 el Tribunal Supremo redactó nuevas leyes que imponían tributos a las actividades ilegales.

Los compañeros de Al Capone consideraban que tanta publiidad en los periódicos con Al Capone agasajando a los héroes de la aviación o fundando comedores para parados contravenían las reglas más elementales de la Omertá, así que le sugirieron que abandonara Chicago. La familia de Capone se trasladó a Palm Island (Miami) en 1928. Allí daba fiestas que terminaban a altas horas de la noche, muy ruidosas.

Quiere la mala suerte que uno de sus vecinos fuera el juez Frank O. Wilson. Las noches sin dormir le hicieron investigar las cuentas de Al Capone y encontró que no pagaba al Departamento del Tesoro los impuestos por el alquiler de locales de juego y burdeles, y que no declaraba a Hacienda la totalidad de sus beneficios. Mientras en Chicago, el policía Elliot Ness estaba frustrando muchos de los negocios de Capone.

Tras meses de un juicio farragoso, Al Capone fue condenado a 11 años de cárcel en Atlanta el 17 de octubre de 1931, aunque dos años después fue trasladado a Alcatraz, en la Bahía de San Francisco. Allí perdió la voz, pagó con sus fondos personales la capilla católica de la prisión y se negó a participar en una intentona de fuga, por lo que tres presos le apuñalaron en una pierna.

Fue excarcelado en noviembre de 1939. Capone hablaba con un hilo de voz y tenía la mente muy deteriorada por una sífilis que contrajo de una de las meretrices del Harvard Club. Murió tras un derrame cerebral como consecuencia de esta enfermedad venerea en la piscina de su mansión de Palm Spring el 25 de enero de 1947. Su entierro fue más digno del de un bandido generoso que la de un monstruo sediento de sangre.

Para leer:

AL CAPONE: SU VIDA, SU LEGADO Y SU LEYENDA, de Deirdre Bair (Anagrama).


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