viernes, 5 de junio de 2020

Las asesinas en serie.

Son muchas menos que los hombres, pero las hay y según los psiquiatras forenses y los criminólogos, son las asesinas perfectas: discretas, no torturan, no siembran el pánico diseminando cadáveres. Ellas, sencillamente, matan.

Dorothea Puente era una viuda encantadora que hacía la mejor tarta de manzana de California. Regentó durante años una pensión donde engordaba a sus huéspedes con su comida casera, e incluso escribió un libro de recetas de cocina en la cárcel. A finales de la década de 1980 la Policía exhumó siete cadávers del jardín de su residencia. Dorothea fue condenada a cadena perpétua por envenenar a sus huéspedes, lamayoría ancianos y personas con problemas de alcoholismo en la Penintecia Estatal de Chowchilla. Murió a los 82 años.

Según un estudio de la Universidad de Fresno, de un total de 399 asesinos en serie identificados en Estados Unidos entre 1800 y 1995, solo 62 eran mujeres.. Ellas mataron a 569 personas; ellos a 3.807. Se sabe muy poco sobre ellas y demasiado sobre ellos.

Un estudio con reclusas en Alemania llegó a la conclusión de que ellas se las apañan mejor para ocultar su frialdad interior. Los asesinos en serie varones comienzan sus comportamientos antisociales en la infancia con maltrato animal o pequeños incendios, mientras que las futuras asesinas en serie se limitan a hacer pequeñas raterías que se resuelven con una llamada telefónica a los progenitores y una llamada de atención en la oficina del sheriff como el robo de pintalabios o pañuelos.

La psicóloga alemana Anja Lehmann se encontró con mujeres inaccesibles desde el punto de vista emocional. Comentaban los más horrendos crímenes como si se tratase de algo trivial, que casi les dio pereza hacer en su día: "Me molestaba. Quería echarme de casa, así que tomé medidas para que no ocurriese", explicaba una parricida. Son mujeres que irradian algún tipo de magnetismo sexual, incluso las más desaliñadas o negligentes con su aspecto físico. Manipulan a sus parejas fingiendo dependencia y mediante halagos, pero ellas acaban dominando la relación. Hasta que se cansan y cambian de pareja.

También varía el momento de tiempo en que una asesina en serie actúa frente a un varón. Ellos actúan durante cuatro años hasta que la Policía cierra el cerco. Ellas pueden actuar durante ocho años, e incluso pasar tres décadas sin ser advertidas. No envían cartas desafiantes a la Policía, no torturan, no hacen escenificaciones con los cadáveres. Ellas matan, se benefician y pasan al siguiente asunto. Un asesino en serie varón mata al primero que pasa, sale de "cacería". Una mujer asesina en serie mata a los familiares, a los pacientes que cuida como enfermera, a sus hijos, y pasa al siguiente asunto.

Aparte de dar puntuaciones altas en el test de Robert Hare, cercanas a los 40 puntos, los asesinos en serie, hombres y mujeres, son víctimas de la violencia física o verbal en el seno de la familia durante la infancia. Eileen Wuornos fue maltratada y violada por su abuelo antes de que la echara de casa. A los 13 años Eileen ya se prostituía. De hecho, dijo que trataron de abusar de ella los siete clientes a los que mató. La suya fue una violencia defensiva contra una sociedad que no pudo o no quiso protegerla. Fue condenada a muerte.

Las asesinas en serie no son violentas salvo cuando establecen una relación de dependencia emocional con un hombre que tenga instintos de depredación sexual agresivos. Conciben las relaciones como algo útil mientras les reporte algún beneficio. Sus esquemas son de explotación de los débiles a los que responsabilizan de los daños que ellos sufren por ser tan tontos. Les gusta esparcir chismes maliciosos, hacer críticas destructivas y hablar de los demás en tono despreciativo.


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