El ejemplar, este en concreto, llegó a manos del Führer tras una emtrega de premios de una promoción de cadetes de la Luftwaffe en 1943. Es un ejemplar Siemens de baquelita pintado de rojo con el nombre del propietario y un emblema con la esvástica grabados en la parte posterior. El teléfono viajaba a todas partes con su propietario y tenía un seguro especial para que el auricular no se extraviase así como cuatro juegos de cables de alimentación diferentes para diferentes enchufes.
En abril de 1945 Hitler ya se había suicidado y Alemania había perdido la guerra. Ralph Rayner es un oficial aliado invitado por los rusos para hacer un inventario de todo lo que se pueda rapiñar de la Cancillería. Los rusos ofrecen a Ralph un teléfono de campaña negro Siemens, también propiedad de Hitler, pero el oficial aliado escoge como botín personal el de arriba así como una figura de porcelana de un pastor alsaciano.
Lo escondió en su equipaje para que sus oficiales no lo sometieran a consejo de guerra por saqueo. El teléfono estuvo guardado en un trastero hasta que Ranulf Rayner, el hijo de Ralph, decidió subastarlo con un precio de salida de 200.000 euros.
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