martes, 26 de enero de 2021

A vueltas con el bulling.

 El año cero de la lucha contra el acoso escolar en España enpieza en Hondarribia el 21 de septiembre de 2004 con el suicidio de Jokin Ceberio, un menor de 14 años. Jokin recibía frecientes palizas por parte de un grupo de ocho alumnos, tres de ellos hijos de profesores del centro de secundaria donde estudiaba. Parece ser que tenía problemas digestivos, sufrió una diarrea y se defecó en clase. Desde ese día su vida fue un infierno.

Un día la clase apareció llena de papel higiénico por el suelo y los profesores le responsabilizaron a él. Jokin tuvo que recoger la clase. En un campamento de verano se juntó con cuatro chicos a fumar unos porros, con la mala suerte de que el monitor les sorprendió e informó por carta a los padres. Todos hicieron desaparecer el documento menos Jokin, al que sus padres sacaron la verdad e informaron a los otros padres por teléfono. El resultado es que los compañeros del instituto pasaron a considerarle un chivato y sufrió nuevas palizas.

El centro escolar decidió que aquello no estaba pasando, y mucho menos hacer nada al respecto, pese a las presiones de los padres de Jokin Ceberio. Hasta que el joven se tiró desde las murallas de la ciudad. Precisamente la directora estaba reunida con los progenitores el día que aquello sucedió.

La familia denunció al centro, a los padres de los ocho acosadores y a la Consejería de Educación del País Vasco. La Fiscalía de Menores dictó un castigo económico de 10.000 euros por familia, por lo que los padres recibieron 70.000 euros y vieron como los verdugos de su hijo se pasaban 18 meses de su adolescencia en un Centro de Menores.

Y se dispararon las noticias de casos en los medios de comunicación, y las denuncias de los padres de niños victimarios a los centros escolares. Era la época de la aparición de la aplicación You Tube - vídeos- y de los móviles con cámara por lo que era frecuente que los telediarios informaran de la detección de videos con palizas. Los programas de televisión sobre terapias con menores disruptivos no se habían hecho todavía populares.

Hasta entonces las autoridades escolares estaban preocupadas por que los jóvenes fumaran o tomaran drogas en los centros, por el vandalismo con las instalaciones y los hurtos. La muerte de Jokin lo cambió todo.


Sobre la película COBARDES (2008).


Guille es el hijo de un concejal que vive atormentado por no estar a la altura de su padre, del que tiene una idea distorsionada. El padre se rodea de medidas de seguridad para evitar que no le hagan daño a causa del poder que ostenta. Guille entiende que para ser el líder necesita demostraciones de fuerza. No ve la inseguridad del padre.

Gaby, un chico pelirrojo, es la víctima de Guille y sus amigos. Le roban los móviles y le dan palizas que graban con el movil, algo que estaba de moda a causa de la novedad del fenómeno y de la relativa seguridad que daban los canales de You Tube, en 2008, de no ser descubiertos y penalizados.

Un día Gaby le pide a su novia que grabe una de esas palizas como prueba y la utiliza para chantajear a sus torturadores escolares. El acoso cesa, a costa de perder la novia, que no entiende por qué Gaby prefiere apelar al miedo de los "amigos" de Guille en lugar de recurrir a los profesores.

Claro que es la gran película sobre el descubrimiento del poder del miedo en la adolescencia. Gaby preferiría vivir en un mundo en que alguien no tuviera miedo, pero incluso su padre, un vendedor de teléfonos móviles, lo tiene a perder el empleo. El padre de Guille lo tiene a que un desconocido le haga daño a causa de una decisión política suya. La hermana pequeña de Gaby tiene miedo de lo que le pase a su osito de peluche, previamente escondido por Gaby. La madre de Gaby tiene miedo a perder el control de la familia. Y el propio Gaby siente que tener miedo, encerrarse con su miedo, producir inseguridad y miedo, le ayudan a no ser una víctima completa.

El único adulto que sabe por lo que Gaby está pasando es un pizzero argentino amante del fútbol. Él parece no tener miedo. Luego resulta que es un marcotraficante buscado por la Interpol. Y Gaby, que lo sabe todo sobre el miedo, el suyo y el de los demás, decide que su protector no debe conocer el miedo y manipulará a la Policía.

Sorprendente final. O quizás no tanto, con lo que sabemos ahora sobre el bullyng.

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