miércoles, 16 de junio de 2010

El apartheid.


Este año el Mundial se celebra en Sudáfrica, así que lo que mejor puedo hacer es dedicar algunas entradas a este país. Empezaremos por su historia.

En 1913 los afrikaner fundan el Partido Nacional (NP) e iniciaron un acercamiento a los británicos, contra quienes habían luchado en la guerra de los boer. Ambas comunidades sumaban dos millones de personas y necesitaban imponerse a ocho millones de nativos, si querían gozar del botín de las ricas materias primas del país. Aquella conjunción de intereses condujo a una ideología racista.

La unión del Partido Sudafricano y el Partido Nacional saltó por los aires con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los conservadores del Partido Nacional coquetearon con el fascismo. Como no hubo grandes batallas ni bombardeos, esta agrupación política no pagó por ello. Es más, cuando llegaron al poder en 1948, se las arreglaron para crear un entramado jurídico y social para apartar a los obreros de color de los engranajes del poder.

Los negros fueron realojados en guettos como Soweto y Sharperville, donde surgirá la respuesta de los oprimidos. En 1949, un joven africano llamado Nelson Mandela entra en la ejecutiva del Congreso Nacional Africano (ANC), que aglutina los movimientos negros de lucha por los derechos civiles.

El Gobierno respondió a las acciones de desobediencia civil del Congreso Nacional Africano con una nueva ley donde se prohíbia los matrimonios mixtos. Muchos hermanos blancos fueron separados porque unas pruebas pseudocientíficas así lo dictaminaban. Una de estas pruebas era sostener sobre la cabeza un lapicero. Si se caía tenías muchas más posibilidades de acabar en Sharperville o Soweto, y sin poder pisar las mismas aceras que tus familiares.

En 1960, Mandela vuelve a usar tácticas de desobediencia civil. Los habitantes de los guettos acuden a las comisarías de los barrios blancos para solicitar que se les encarcele por no usar los pases legales. Los policías afrikaner responden disparando contra las masas. Mueren 69 negros. Lo único que consiguen es que los dos partidos negros se unan. La policía secreta del Gobierno blanco ordena la detención de Mandela en 1961.

Pero durante los años 60 y 70 los países de Occidente han superado la mentalidad colonialista. Tener colonias es costoso y complica la existencia de los gobiernos, por lo que lo más corriente es que las principales naciones se nieguen a comerciar con Sudáfrica. El país es excluído de los Mundiales de fútbol y de rugby, y el Comité Olímpico le prohíbe participar en sus actividades. Este oscuro periodo, paradojicamente, beneficiará a Sudáfrica, porque le evita el expolio generalizado del resto del continente africano.

Habrá otro levantamiento en 1976. El detonante es la muerte de dos niños a manos de unos policías afrikaner. El estudiante de Medicina y militante político Steve Biko fue torturado y asesinado por lo Policía Secreta del Gobierno en 1977.

En 1984 la comunidad internacional responde de nuevo. El clérigo Desmond Tutú recibe el Premio Nobel de la Paz.

La pesadilla termina en 1989. El presidente Botha es sustituido por Frederick De Clerk al frente del Partido Nacional. Lo primero que hace De Clerk es desmontar el apartheid y liberar a Mandela tras 27 años de prisión. Los negros acogen con música y danzas la excarcelación de su líder el 11 de febrero de 1990.

En 1995, Sudáfrica celebra sus primeras elecciones libres, en las que los negros pueden finalmente votar. Mandela y el Congreso Nacional Africano ganaron esas elecciones. En 1995, él y De Clerk reciben el Nobel de la Paz.

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