viernes, 8 de marzo de 2013

Los aztecas, el último imperio de Mesoamérica.

Verano de 2008. Un équipo de arqueólogos, dirigido por Leonardo López Luján, encuentra entre las ruinas del Templo Mayor, en la Plaza del Zócalo de México DF, los restos de una perrita muerta durante la conquista española, o poco antes. Es probable que no tuviera nombre ni dueño, pero significó algo para alguien. Llevaba un collar de cuentas de jade y unas orejeras de tusquesa, y de las patas le colgaban cascabeles de oro puro.
En 2006, unas obras de la construcción revelaron una losa de 12 toneladas, rota en cuatro grandes fragmentos, con la espeluznante imagen de la diosa de la Tierra, Tlatecuhtli, diosa de los ciclos vitales, acuclillada para parir mientras bebe su propia sangre y devora el fruto de sus entrañas.
Luján explica: "La perra estaba cubierta de conchas, restos de almejas, cangrejos y caracolas, lo que los aztecas relacionaban con el primer nivel del inframundo. La misión de la perra era guiar el alma de su amo a través de las aguas de un peligroso río del inframundo".
Los axtecas eran un pueblo mitificado por los mexicanos. Hay una Televisión Azteca, pides un crédito al Banco Azteca y la selección de fútbol mexicana juego en el Estadio Azteca.
En realidad, el imperio azteca duró poco más de un siglo, y no hubiera cambiado para sus ciudadanos mucho que los españoles jamás hubieran llegado a la ciudad de Veracruz. No construyeron templos ni aculturaron a los estados vasallos. Se llevaron sus tributos y productos a la capital, Tenochtitlan. Sacrificaron a los jóvenes en las guerras sagradas. Se crearon con todo ello demasiados enemigos ansiosos de un desquite, como los guerreros tlaxcaltecas.
Sacrificaban a sus víctimas para conseguir que los ciclos naturales continuaran, pero no eran sanguinarios. Los hombres que acompañaron a Hernán Cortés hablan de 80.400 calaveras en el Templo Mayor, aunque eso es sin duda una exageración destinada a erradicar los mitos mesoamericanos. Hay quien dice que jamás murió nadie. Pero eso tampoco es cierto. Los arqueólogos han encontrado los restos de 127 víctimas, así como las losas rituales y los cuchillos de obsidiana.
Los primeros aztecas o mexicas- que es el término correcto- procedían del norte, de Aztlán. Hablaban Nahúatl como los poderosos toltecas. Expulsados de un asentamiento tras otro, se establecieron en una isla del lago Texcoco, donde no había disponibles ni madera ni piedra. Con una fuerza de voluntad y un ingenio asombrosos, fundaron Tenochtitlán en 1325.
Los aztecas descubrieron las ruinas de las antiguas ciudades de Tula y Teotuhuacán y aprovecharon sus recursos. A principios del siglo XV, un consejero de gran sagacidad política y propagandística, Tlacaelel, afirmó que los aztecas descendían de los toltecas y elevó como dios supremo del panteón religioso a Huitzilopochtli - llamado por los españoles Huichilobos- . El mandato de este dios solar y guerrero era la subyugación de los pueblos restantes de México.

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