martes, 20 de enero de 2015

EL LECTOR (2008)

Hannah Schmitd (interpretada por Kate Winslet)  no es precisamente Irma Greese, una sádica supervisora de Auchwitz que se ganó el sobrenombre de la Perra de Belsen, otro campo de concentración. No es mala, pero tiene un problema. No sabe leer, por lo que las opciones para obtener un puesto de empleo que sea capaz de hacer y entender son limitadas.
El muchacho de 15 años interpretado por David Cross la conoce como revisora de tranvía en 1958. Es bondadosa, sensual y guarda celosamente sus secretos. Hacen el amor varias veces como una especie de devolución de un favor: ella desea que lean para ella, que le muestren lo que hay al otro lado de las alambradas que no sabe cruzar.
En 1966 Cross sabe que ella le ha marcado a fuego con su impronta. No se relacionará con otras mujeres de su edad sin buscarla a ella. Y la encuentra. Está siendo juzgada como jefa de supervisoras a cargo de una ejecución de 300 internas en 1944. A toro pasado es fácil juzgar. Cross sabe que ella jamás pudo trabajar como supervisora, ya que no pudo redactar los informes de las ejecuciones. Además, es demasiado tierna y modosa para ser una nazi.
Pero ella acepta la condena de cárcel de por vida. Participó. Sabe lo que está bien y lo que está mal. Es iletrada pero no estúpida.
El hombre, ya adulto (interpretado por Ralph Fiennes), aprovecha su trabajo como magistrado para hacerle llegar casettes con sus libros favoritos, los cuentos de Chejov, la Odisea de Homero, Guerra y paz, de Tolstoi...
La buscará pero el pasado nunca vuelve. Los instantes no se pueden encarcelar ni en la tinta de los libros que Hannah aprende a leer por sí misma en prisión ni en un mundo para el que el nazismo es un fantasma cada vez mens nítido.

Diferencias entre ética y moral:

La moral puede variar. En 1944 exterminar judíos era moral puesto que todo el tejido social insistía en Alemania y en otros países que aquello era bueno y beneficioso. Jugarse la vida contra el nazismo o el terrorismo totalitarista de turno es ético: no es socialmente aceptable siempre y a veces hay que pagar un precio alto - o definitivo- por hacerlo. Asumir la culpa de sus compañera como la supervisora de guardianas que nunca fue como respuesta a un pecado pasivo es ético, mientras que dejar achicharrarse a 300 prisioneras judías en un barracón es moral.

Para ver:
https://www.youtube.com/watch?v=msJRhjI7UGU 

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