Les presentamos a los Curley, una familia obrera de Irlanda. Son ocho en total. Viven tranquilos hasta que Sharon, su hija de 20 años, les comunica que está embarazada. Si un embarazo precoz ya mosquea a Dessie (Colm Meaney), todavía les escama mas que su hija, sin una pareja conocida, se niegue a decirle quién es el padre. Le dice que se trata de un marinero español de paso.
La verdad es más cutre que todo esto. Durante una noche de borrachera, Sharon ha permitido que el señor Burguess, el padre de su amiga Yvonne, se "acercara demasiado". Y es lo que tiene el alcohol, que a partir de la octava pinta, hasta El Fary te parece Lorenzo Lamas.
Todo esto sucede, como hemos dicho, en un barrio obrero de Irlanda, donde los vecinos viven, chismorrean, pontifican sobre la vida de los demás, y beben incluso demasiado. Una relación con la cerveza no muy diferente de la que tenemos nosotros con el vino o el kalimotxo, por otra parte. Los chistes que hacen los vecinos acerca del embarazo de Sharon son de mal gusto. Aparte que no han pensado que algo así les puede suceder a sus hijas.
En una escena Sharon y sus amigas charlan con crudeza de sexo, aunque ninguna tiene todavía la experiencia de la que presumen. Cuando una secuencias más tarde, Sharon les cuenta lo de su embarazo ponen caras extrañas. Caras de: "No pasamos de hablar del tema. ¿Cómo has llegado a esto, Sharon?".
La película sirve de advertencia a los adolescentes sobre los riesgos que se corren bajo los efectos del alcohol. Sharon se acuesta con el señor Burguess sobre el capó de un coche, con un hombre que puede enemistarla por esta acción con una de sus mejores amigas y vecina, Yvonne. Un hombre, además, al que no tolera estando sobria.
Para ver:
No hay comentarios:
Publicar un comentario