jueves, 22 de febrero de 2018

Los hombres de las turberas.

"Como sumergido
en brea, yace
sobre un lecho de turba
y parece estar llorando
su propio río de negrura".

EL HOMBRE DE GRAUBALLE, de Seamus Heaney.

El hombre de Clonycaban ( o lo que lo siglos y la turba habían dejado de él) emergió de la turbera homónima de Irlanda. Su cabello estaba cortado tal y como lo llevaba en el momento de su ejecución, corto por detrás y peinado hacia delante, con un tupé pelirrojo endurecido con resina de pino.

La momia natural estaba desnuda, con la cabeza torcida hacia la izquierda y sin piernas ni antebrazos, seccionados y aplastados por la máquina que la extrajo de la turbera. La muerte de este hombre, en pleno periodo celta, había sido violenta: tenía la nariz rota, el cráneo perforado y el abdomen seccionado. El peso del musgo de la turbera le había aplastado la cabeza, y el agua mineralizada había convertido su piel en cuero y teñido su pelo de rojo anaranjado.

¿Quién era el Hombre de Clonycavan? ¿Qué hizo para merecer una muerte tan violenta? Si recurrimos a las crónicas de los autores romanos como Tácito, con informaciones de segunda o tercera mano, pues él nunca pisó ni Britania ni Gerrmania, ni conoció personas de los pueblos de los que hablaba con tanta libertad, los germanos mataban a los homosexuales y los cobardes. Pero en realidad lo que Tácito hace es atribuir los valores de las clases patricias romanas a unos pueblos desconocidos para el público romano, salvo para unos escasos legionarios. Los paterfamilias romanos podían matar a uno de sus hijos si era un homosexual pasivo o huía del campo de batalla.

En el caso del Hombre de Grabaulle, citado arriba, se especula que fue ejecutado para conjurar un periodo de hambruna y malas cosechas. Hacia el 300 a de C unos aldeanos celtas decidieron que uno tenía que morir de forma violenta para que los demás vivieran. El Hombre de Grabaulle debió ser informado de su destino unos pocos días antes porque había dejado de afeitarse. Los vecinos y sus familiares lo condujeron a la  misma turbera de donde extraían mena de hierro para sus armas. Allí un druida lo degolló y lo ahogó por inmersión en el pantano. Tenía 34 años en el momento de su sacrificio.

En opinión de Eamonn Kelly, del Museo Nacional de Irlanda, los hombres del pantano eran rehenes políticos de los reyezuelos celtas o príncipes que eran sacrificados cuando se rompían los pactos políticos o las élites sentían que los dioses les estaban dando la espalda con malas cosechas. Cita la costumbre celta de besar los pezones del rey como acto de sumisión y vasallaje. Los Hombres del pantano de Oldcrogham y de Clonycavan tenían símbolos de poder económico como la resina para el pelo o un brazalete de cuero trenzado con símbolos de rango. Por lo tanto eran príncipes desafortunados, conspiradores fracasados o rehenes políticos.

Algunos detractores de esta teoría piensan, en cambio, que si los hombres de las turberas no tienen pezones es por el efecto del proceso de momificación natural.

En cuanto a la llamada Niña de Windeby, encontrada en 1952, recientes estudios indicen que se trata de un varón  adolescente. Lo arqueólogos de mediados del siglo XX creían que se trataba, tras leer las fuentes latinas, de una muchacha ejecutada por adulterio. El hallazgo de un hombre adulto joven en la misma turbera parecía confirmar esta teoría. Los amantes clandestinos habían sido descubiertos y ejecutados. Pero en realidad, no pudieron conocerse ni tener el uno noticias del otro porque vivieron con 300 años de diferencia en una sociedad donde los conocimientos se memorizaban por los druidas y no se confiaban a la escritura.

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