Meirav Kampeas-Riess nació en Israel en 1977. Después de servir los dos años de rigor en el ejército de este país estudió en la Universidad de Haifa para ser maestra de Educación Especial. En 2001 llegó a Madrid. Después de aprender el idioma, la cultura y las costumbres españolas empezó a trabajar en el centro Ibn Gabirol Estrella Toledano, donde eneseña hebreo a niños españoles.
¿De dónde surge la idea de escribir sobre las vivencias de su abuela, Edith Roth?
Durante años nos costó motivar a mi abuela para que hablase de lo que fue su experiencia durante el Holocausto, lo cual es comprensible. Uno de los motivos para escribir sobre este tema era sacar algo positivo de tanto horror, lo que podía convertirse en un magnífico abono para nuevas generaciones.
¿Cómo reaccionó ella como superviviente a tu petición?
Cuando le expliqué mis motivos, Edith se emocionó muchísimo y me dio autorización para hacerlo. Nos miramos en silencio la una a la otra, presas de la emoción. Mi abuelita Edith temía no poder vivir lo suficiente para leer acerca de su vida pero han pasado tres años desde ese día y el libro ya está publicado. Le gustó.
En tu libro, inicias tu historia en el seno de una familia judía que vivía en Selish, una antigua ciudad del Imperio Austrohúngaro. ¿Cómo era la vida de esa familia antes de que irrumpieran las botas de los nazis?
El padre Efraim había luchado durante la Primera Guerra Mundial con el ejército húngaro, compartiendo miedos y cigarrillos con soldados alemanes. Tras la guerra llevaba un negocio de cafetería con restaurante; mi madre, Tzila, era un ama de casa llena de valores, muy ortodoxa. Mi abuela Edith, y sus hermanos Asher y Moshe, llevaban una vida plena. Jugaban con otros niños, estudiaban y eran respetuosos con los adultos.
Tu abuela cuenta el momento en que el profesor de Historia entró en el aula acompañado por el director para comunicar a los chicos que su población, Selish, había dejado de ser checa para formar parte del estado eslovaco, bajo dominio húngaro. ¿Sabían esos niños los cambios que se avecinaban?
Todo cambió a peor. De repente Edith y sus hermanos empezaron a recibir insultos de los que habían sido sus compañeros de clase, en las calles los negocios de los judíos se marcaban con la estrella de David...
Según me cuenta el tío Asher la actitud de los soldados húngaros estaba lena de rencor hacia la población judía a pesar de que habíamos luchado junto a ellos para las Potencias Centrales.
¿Cuales fueron las primeras represalias de los gentiles- goyim-?
El negocio del bisabuelo Efraim ardió, aunque muchos de los que se alegraron habían comido en sus mesas. A mi abuelita Edith y a mis tíos les gustaba estudiar pero de repente ya no se lo permitían las autoridades.Hungría negaba el derecho a la educación a los niños judíos.
Creo que lo sigiente que hizo Efrain Roth fue enviar a sus hijos a Budapest, la capital de Hungría, ¿cierto?
Cierto. El día a día se había vuelto muy peligroso en Selish con tanto fanático de última hora y tanta hostilidad. Es difícil separarse dela familia cuando solo tienes 13, 14 y 16 años. Pero Edith no se adaptaba al colegio en Budapest, así que mi bisabuelo tuvo que volver a recogerla. Pensó que juntos se apoyarían y vivirían más tranquilos. Se equivocó.
Y en marzo de 1944 llegan los alemanes a Selish...
En algunas calles se formaron muros para separar a los goyim de los hebreos. Mi familia pasó aislada meses, casi sin comida, sin poder comunicarse con sus vecinos de toda la vida... Hasta que un día fueron enviados a Auschwitz en vagones de transporte de ganado.
No sé como abuela Edith sobrevivió al peor de los campos de exterminio del sistema de campos nazi. Quizá tuvo suerte, quizá la protegiera bajo mano algún kapo, quizá la acompañó Adonai o alguna fuerza interior.
¿Cómo explica que Alemania, una nación avanzada, cuna de físicos, filósofos y artistas, diese paso a un régimen capaz de asesinar a 6 millones de civiles inocentes?
Como judía, he leído y visto muchos documentales sonbre el tema. Los alemanes necesitaban en 1933 un líder fuerte, con las ideas claras, una idea que les sirviera como engrudo social para encaminar su nación hacia alguna parte. Ese hombre por desgracia fue Hitler. Cuando sigues a un líder así, que es capaz de invadir otros países y matar a otras personas para que a los tuyos no les falte de nada, le sigues con los ojos y el corazón cerrados. Los alemanes del sistema de campos no eran bestias ni máquinas. Sencillamente agradecían a su líder lo que hacía por ellos, le sacrificaban víctimas humanas.
¿Cómo liberaron a Edith Roth?
En enero de 1945 los británicos llegaron a Bergen-Belsen, adonde los S.S. trasladaron a todas las personas que todavía tenían fuerzas para caminar en una marcha de la muerte. En el momento de la liberación, mi abuela estaba muy débil y enferma. Recuerda no haber sentido alegría ni tristeza, ni alivio... !Estaba muerta en vida!
Cuando la liberaron, los médicos militares aliados la operaron de urgencia en un pie herido. Tras recuperar un poco de fuerza, fue trasladada con una enfermera a un hospital de Budapest, donde se pusieron en contacto con ella sus hermano. Mis tíos Moshe y Asher se habían pasado toda la guerra huyendo de los nazis.
¿Quñe te ha aportado escribir este libro?
Cuando terminé de escribirlo pensé en qué más podía hacer para que esos horrores no le sucediesen a nadie más. La respuesta está en volver a los valores que más escasean hoy en día: el respeto por el prójimo, la bondad y la empatía. Podemos hacer de estos valores el eje de los programas del Ministerio de Educación, de las nuevas generaciones y de los profesores.
Terminada la Segunda Guerra Mundial mi abuela no buscó culpables. Se limitó a volver a ser ella misma en la medida de lo posible y a sacar adelante una magnífica familia. Es un ejemplo de resiliancia y perdón. Eso es lo que busco.
Para leer:
EL PEQUEÑO LIBRO DE LOS GRANDES VALORES.
(Alienta editorial; 2018)
Meirav Kampeas-Riess.
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