África de las Heras.

En 1942, el jefe partisano Dmitri Mendéved recibe la orden de crear una unidad de guerrilleros para que actúen detrás de las líneas de los invasores alemanes. Entre ellos se encontraba María Fortús, más conocida como África de las Heras.

Esta española se exilió en la Unión Soviética en 1939. Su familia era ceutí. En 1936 se había afiliado a las Juventudes Socialistas de Cataluña (JSC). En 1937 es reclutada por el comisario ruso Alexander Orlov para integrarse en los servicios de Inteligencia soviéticos.

El grupo de Mendéved estaba formado por 17 españoles, entre ellos José Gros, conocido en los círculos del NKVD como Antonio el Catalán. En 1942 el escuadrón en el que se encontraba África se lanzó en paracaídas sobre Ucrania, donde cortaron y manipularon las comunicaciones de la Werhmacht.

Algunos investigadores creen que África de las Heras tomó parte en el complot para asesinar a Trotsky. La ceutí consiguió los planos de la sede de los trotskistas en México,un hallazgo decidivo para que Ramón Mercader lograse infiltrarse entre ellos y clavarle un piolet en la coronilla al rival de Stalin.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Africa de las Heras se entroló de nuevo en el recién fundado KGB (Comité ara la Seguridad del Estado), donde formaba sus informes con el apodo de Patria. Según los escasos informes de las personas que trbajaron con ella África era una mujer fría, calculadora y dura, que no tenía dudas ni remordimientos a la hora de ejecutar planes que podían costar vidas humanas. Alcanzó el grado de coronela del KGB, y a partir de allí se encargó de formar a la nueva hornada de agentes.

Siguiendo planes del KGB, África actuó como agente Romeo en trampas de miel. Contrajo matrimonio con el escritor uruguayo Felisberto Hernández, que le abrió las puertas a los círculos intelectuales de izquierdas de Montevideo. Nunca supo que su esposa era una espía. También formó parte del matrimonio tapadera con el agente soviético Valentino Marchetti para llevar a cabo labores de espionaje en América Latina. Cuando la fé en el paraíso de los trabajadores de Marchetti comenzó a flaquear, se cree que áfrica lo mató con sus propias manos.

Cuando la ceutí regresó a la Unión Soviética fue premiada con la Orden de Lenin, una de las más altas condeciraciones soviéticas.