jueves, 3 de enero de 2019

Santiago Posteguillo nos descubre a Julia Domna, la esposa del emperador Septimio Severo.

Libro: Yo, Julia.
Editorial: Planeta, 2018.
Precio: 22,90 euros.

Julia Domna es una gran desconocida para los estudiosos del mundo romano. Esposa de Septimio Severo ( gobernador militar de Panonia), animó a su marido a proclamarse augusto, casi al mismo tiempo que los gobernadores militares de Britania (Albino) y Nigro (Siria). Los dos fueron derrotados en las batallas de Lugdunum e Issos respectivamente. Protegió a científicos como Claudio Galeno, un médico de la época. Fue madre de emperadores como Geta y Caracalla. En fin, que ni el señor Posteguillo ni yo entendemos cómo esta mujer fue ignorada por sus contemporáneos.

Santiago; ¿realmente Julia Domna llegó a tener tanto poder como el que sugiere? Casi la vemos manejar a su marido.

Julia era mal vista por la alta sociedad romana porque era de origen sirio, una extranjera. Septimio Severo la ama y aprecia su capacidad de ventear las tendencias políticas. Es la primera pareja de gobernantes romanos que se ama profundamente, y eso es un factor poderoso.

Los legionarios la nombraron mater castrorum, lo que indica que su voluntad despertaba admiración entre las clases populares. La petición desencajó a Septimio Severo hasta el punto de discutor con ella por algún tiempo, pero luego se reconciliaron y Julia aprovecha para que su marido nombre césar a su hijor mayor Basiano. Esto les lleva a un enfrentamiento con Albino, a quien Septimio había nombrado co emperador.

¿Quién es Basiano?

Tú lo conoces como Caracalla, José Felix.

Cada parte de la estructura del libro se corresponde con un enemigo distinto. Y Julia Domna tuvo varios como Cómodo, Pértinax, Juliano, Nigro y Albino. ¿Cuál fue el peor de todos?

Sin duda, el emperador Cómodo, un demente obsesionado con las luchas de gladiadores. Peleaba en duelos amañados contra luchadores lisiados o antiguos legionarios con achaques y obligaba a los senadores más destacados a ser su público.

Pértinax no fue, propiamente dicho, un enemigo, pero se olvidó de pagar a los pretorianos el donativum, y claro, los pretorianos, en lugar de protegerle, lo asesinaron como a Cómodo.

Juliano era un senador corrupto que compró la púrpura en una subasta, en la que practicamente sólo podía ganar él. 

Nigro, el gobernador militar de Siria pactó con enemigos de Roma, los partos, para poder superar a Septimio Severo y a Albino. Fue derrotado por el primero en la batalla de Issos.

Tanto Albino como Septimio Severo eran buenos estrategas y querían el poder, por lo que podemos hablar de rivalidad, pero Albino no es un verdadero villano.


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