Llamadme Alejandra, de Espido Freire.

En 1979, un grupo de arqueólogos encontró una fosa común en un bosque de Ekaterimburgo. Guardaron silencio hasta la caída de la URSS. En 1991, Boris Yeltsin aprobó la exhumación de los restos: nueve cuerpos, que pertenecían al zar Nicolás II y Alejandra Feodordóvna (su esposa), tres hijas de la pareja y cuatro sirvientes. Una adolescente española de 17 años, Espido Freire, mira la exhumación por televisión. Quedó impresionada por el trágico destino de los zares, asesinados en julio de 1918.

En 2017 Freire publicó LLAMADME ALEJANDRA (Planeta) donde desfilan personajes como la reina Victoria ( abuela de Alejandra) o la emperatriz Sissí. Victoria llega a decir a su nieta: "Vivimos tiempos complicados, y los tuyos se complicarán más. Antes contábamos con el respeto del pueblo, y sobre todo,con su miedo...".

Otro personaje es el monje ortodoxo Rasputín,un místico jlisti - una secta que quería acercarse al extasis divino de Dios mediante el pecado-. Entró en la vida de la zarina gracias a sus poderes hemostásicos. Podía hacer que el zarevitch, hemofílico, se desangrase más lentamente en sus ataques gracias a la hipnosis.

También sale el Gran Duque Miguel, al que Kerenski ofreció el trono del Imperio Ruso en vano, porque lo rechazó.

"En 2007 aparecieron dos cadáveres nuevos en el bosquecillo de Ekaterimburgo. Se trataba del zarevitch Aleksey y su hermana María, la gran Duquesa que faltaba. Hasta entonces, los especialistas creían que la princesa Romanov que faltaba era Anastasia, a la que un puñado de aventureras trataron de suplantar tras la ejecución de 1918.", me explica Freire.

"La novela está escrita en primera persona. El cadáver de Alejandra Romanov intenta entender cómo es que ha sido enterrado en una fosa común y quemado con ácido. Cuando cuento la ejecución el relato es una historia de terror. Para mí no hay excusa para asesinar a toda una familia, da lo mismo lo que representasen. No sé cómo reaccionarán los diferentes lectores. Depende de sus crencias y emociones".