Sin armas, con un bolígrado y un "walki", y con las platillas menguadas por la crisis, los funcionarios de las prisiones españolas controlan, acompañan y atienden a casi 60.000 presos. Algunos de ellos altamente peligrosos y violentos.
"Cuando cuento a qué me dedico, la gente se muestra horrorizada", explica Josué, funcionario de vogolancoa desde hace 17 años. Habla con XL SEMANAL desde uno de los corredores lleno de celdas individuales del inmenso Centro Penitenciario de Córdoba. Vemos pasar filas de reos escoltados por funcionarios que se dirigen a la panadería, a la cocina, al taller taxtil, al centro deportivo, a la enfermería, a entrevistarse con su abogado...Josué, subdirector de seguridad enumera los incidentes vividos entre los muros de su Centro Penitenciario: un asesinato, dos motines, agresiones con los puños o con "pinchos"...
"Lo más grave fue un asesinato en 2014: un interno mató a otro en el Modulo de Aislamiento. A golpes. Los funcionarios lo redujeron en segundos, pero el tipo sabía cómo hacer daño y no se pudo hacer nada por salvar al otro reo. Cuando todo pasa, piensas: "Lo mismo pudo pasarme a mí". Porque los compañeros entraron sin nada; pensando solo en salvarle la vida, en su responsabilidad ante el Ministerio de Interior...Aquello nos marcó...", subraya Josué.
"Este trabajo conlleva un alto riesgo: tratamos con gente que ha cometido todo tipo de delitos, atroces algunos, y conla crisis hemos sufrido una merma de personal, pero !ojo!,la mayor parte de los que entran aquí mejoran. Y nosotros contribuímos a ello como el que más- sentencia-. Los funcionarios además salvamos la vida de muchos presos. Y vivmos historias muy bonitas de gente que llega hecha una piltrafa humana,perdida, y sale reinsertada".
La
mayoría de los funcionarios de prisiones se dedica a vigilancia y
controlas a los reos por turnos de 24 horas. Pero también hay psicologos, personal sanitario, eucadores y trabajadores sociales encargados de guiar - por lo menos inentarlo - a los presos hacia la reinserción social.
Para dejar atrás una vida delictiva, para reinsertarse, lo primero que hay que hacer es desearlo. "La mayoría de los presos que no se reinsertar no es porque les falten buenas cualidades para hacerlo sino porque no comprenden la necesidad. Para dar el primer paso tienen que comprender el daño realizado a otras personas y a sí mismos, comprender por qué se les está castiganda, aparte de la idea de que han intentado burlar a un sistema que al final ha resultado ser más fuerte. Cuando se logra eso, hay un cambio brutal. Los hay que tardan semanas en dejar de llorar", explica Pilar Reyes, un psicóloga del centro penitenciario cordobés.
La carga emocional que recibe de sus pacientes - rabia, furia, dolor, violencia, muerte, odio- es tal que la misma Pilar asiste a terapia para poder ayudar a sus pacientes. "Somos 6 psicólogos para n total de 1.200 internos y la lista de espera es larga. Veo a mis pacientes como mucho una vez al mes. Me hacen señas por lo pasillos, porque que alguien los escuche es algo inédito para ellos".
"Debemos salvaguardar la integridad física de los reos".- dice Fernando, un funcionario de vigilancia de la Unidad Penitenciario de Valdemoro (Madrid). "Si a un preso de repente se le cruzan los cables y empieza a darse cabezazos contra las paredes de la celda, debo sujetarlo, aunque sin hacerle daño.Él puede atizarme o apuñalarme cómo y dónde quiera, pero tú no puedes darle ni en la cabeza ni en el torso. Solo en las extrmidades o sujetarlo. En algunas circunstancias muy contadas podemos usar porras, pero la única forma de reducirlos con éxito es el grupo, ser muchos".
Gloria trabaja parte del año en Enfermería , done puede tratar a los presos más peligrosos. "Si un reo de Aislamiento dice: Estoy mal. Me voy a cortar las venas,", nos lo tomamos en serio. Generalmente,somos cuatro funcionarios de vigilancia los que los bajamos a Enfermería, pero ultimamente, con tanto recorte, la mayoría de las veces los bajo sola, con la posibilidad de que todo sea una trampa por parte del reo para agresir al funcionario", explica Gloria.
Los enfermos mentales son el problema más acuciante de las enfermerías de las cárceles. Muchas esquizofrenias paranoides vianan agravadas con problemas de drogodependencia. Entran totalmente desestabilizados y la psiquiatra solo pasa revisión y ajusta las medicaciones una vez al mes- admite el Secretario General, Ángel Lúís Ortiz- Tenemos dos psiquiatricos penitenciarios pero los dos están llenos".
En la Cárcel de Córdoba hay 17 módulos. Es lo que los expertos llaman un "centro tipo", modelo de prisión implantada en los años 90 para facilitar la rehabilitación. Entre los 92 centros penitenciarios de España hay 34 macroprisiones como la de Córdoba. "Acogemos a mujeres y a hombres, jóvenes, enfermos mentales, discapacitados; gente más o menos peligrosa", enumera Yolanda González, la alcaidesa.
Inaugurada en el año 2.000 cuenta con 1,008 celdas, talleres, gimnasios, cocina y panadería, centro escolar y complejo sociocultural y deportivo, que inluye una piscina.
La vida de los reclusos transcurre entre los módulos 1 al 14, repartidos en función de si conducta. Aunque hay dos escepciones. El 1 es el más tranquilo y el 13 y 14 es un centro para los más conflictivos. El módulo 7 es el de mujeres, en el que conviven todos los modelos de conductas. Según un informe, el 70 por ciento de las presidiarias han sufrido agresiones sexuales; y en el 11 diversos internos con problemas de salud mental; el 15, Aislamiento, reducto para los más peligrosos, en régimen cerrado, con total separación entre ellos. Y Enfermería. "A partir de Modulo 9 la tensión es constante" dice Gloria que trabaja 40 horas en tres días y descansa cinco.
"Tuve un episodio violento en el módulo de mujeres; los peores 45 minutos de mi vida. "De aquí no salimos", pensé. Una magrebí condenada por dos asesinatos retuvo a la doctora y, al intentar reducirla, se me echaron encima varias presas y se armó la gorda. Sillas, escobas, mesas; cayó de todo. Luego la confinamos y prendió fuego a su celda con un mechero que se había empetado en el culo. Fue hace años, pero aún le doy vueltas a aquel día".
"Te insultan, te agreden, te escupen... Hay gente que dice que va a ordenar que violen a tu hija solo porque les obligas a ducharse", aunque Gloria admite que su trabajo también tiene sus satisfacciones.
Del 1 al 6 son los llamados módulos de respeto. Son módulos gestionados por los propios presos en los que se comprometes por escrito a respetar ciertas reglas de higiene y limpieza de las celdas y los espacios compartidos, a desintoxicarse, a estudiar algo o trabajar en los talleres. De hecho el Módulo 2 lo lleva Proyecto Hombre.
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