jueves, 6 de febrero de 2020

Greta Thumberg.

A sus 16 años, Greta Thumberg ha conseguido que decenas de miles de estudiantes de todo el planeta cambien cada viernes el pupitre por las calles y se manifiesten contra la destrucción medioambiental y el cambio climático. Ahora, los líderes del mundo la escuchan.

Febrero de 2019. Un par de horasdespués de que Greta Thumberg, de 16 años, les vueva a decir a los líderes mundiales que son unos irresponsables peligrosos, viaja en tres hacia su Estocolmo natal. Piensa en las clases de Matemáticas y el el trabajo de ética que tiene que entregar a su profesora. Nunca sonríe. O casi nunca. Porque como yo, es una Asperger.

En una mesa contigüa, el padre de Greta, planea los siguientes pasos de la cruzada de su hija con la directora de Greenpeace. Durante estos años, padre e hija han conocido gente importante que lleva dedicada a esta cruzada por el fututo de todos nosotros casi desde el principio como el candidato a presidente de los Estados Unidos Al Gore o la europarlamentaria Christine Lagarde.

Greta Thumberg cumplió, en enero de 2020, 17 años, Es bajita, de un escaso 1,50 de estatura. Parece más joven de lo que es a casa de unas trenzas a lo Pippi Calzaslargas. Y como he dicho, parece Síndrome de Asperger. Las personas con Asperger suelen ser muy inteligentes ero selen tener problemas con las relaciones con los demásy una inteligencia emocional muy pobre. "No lo veo como una dificultad. Es una especie de superpoder", le quita importancia Greta.

A los 10 años su profesora les hizo leer un texto sorbre el cambio climático y a Greta le impactó muchísimo. Leyó todo lo que cayó en sus manos sobre el medioambiente y su preservación. Las previsiones de Greta eran tan malas que cayó en una profunda depresión. Apenas hablaba, tenía poco apetito y dejó de salir a la calle. Sus padres, un matrimonio de artistas suecos, se preocuparon y le preguntaron que le pasaba. Y Greta se lo explicó.

Los Thumberg dejaron de viajar en coche, cambiándolo por el transporte público y los trenes. Adios a los aviones. Se volvieron veganos. Ya Greta se le ocurrio su gran idea, que la catapultó a la proyección pública. El paro escolar de los viernes para manifestarse delante del Parlamento sueco. Su padre trató de disuadirla pero funcionó. Muchos jóvenes la siguieran. Los periodistas empezaron a saber quien era la líder de todo aquello. Y ahora estamos en este tren.

Los jóvenes ques siguen a Greta son los mismos que se jugaban la vida en los Estados Unidos a bordo de los Autobuses de la Libertad durante la lucha por los d erechos civiles. Los universitarios que en 1968 proptestaban en los campus por la injusta Guerra de Vietnam. Creen en Greta, creen que su utopía es posible, y mientras lo crean sin fisuras serán la levadura que produzca los cambios..

El problema es que los adultos se distancian de estos movimientos y apartan a sus hijos adolescentes de ellos cuando creen que hay adultos detrás manejando los hilos. Es lo que pasó con la joven paquistaní Malala Jusufzay. Ella quería ser maestra pero su padre esperaba una mayor relevancia social para ella, por lo que juntos empezaron una campaña contra los talibanes afganos a favor de la escolarización de las niñas. Los islamistas redicales reaccionaron parando su autobús escolar y disparándole en la cabeza. Fue operada en Gran Bretaña. La noticia de que una adolescente de clase media había hecho frente con su palabra a los matones del panorama geopolítico mundial abrió los titulares, y su padre fue sustituído por una agencia de relaciones públicas. De forma gratuita. Ahora Malala se había convertido en su propio símbolo, un producto que sacaría lo mejos de nosotros. Ya no era una niña y ya no podía volver al pasado inocente en que deseaba ser doctora.

No es que Greta y Malala se consideren simples peones de nadie o se dejen manejar por los lobbys, que no es así. O que no asuman los riesgos de una presencia pública, porque presienten y acaban por conocer el lado oscuro del heroísmo activista.

Greta también es valiente: Ante un auditorio de empresarios del sector energético en Davos dijo:"Hay gente que dice que la emergencia climática la hemos creado entre todos. Pero si todo el mundo es culpable, nadie es responsable. Y claro que hay responsables: empresas y personas con capacidad de decisión que sabían perfectamente  las cosas tan valiosas que estaban sacrificando a cambio de acumular unas riquezas inimaginables. Creo que muchos de ustedes, de los que hoy están aquí, forman parte de este grupo".

El público aplaudió a rabiar. Una mujer que llevaba un collar de perlas cerca de la puerta musitó:"Vaya con la nña. Tiene más pelotas que la OTAN."

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