Las tumbas, los templos y hasta los muertos eran perfumados en el Antiguo Egipto. Los científicos están intentando reproducor estos aromas de eternidad.
La nariz de la reina Cleopatra no era tan pequeña y respingona como la de Elizabeth Taylor, sino más bien grande. La herramienta perfecta para captar los matices olorosos de Alejandría. El olor del limo del Nilo se unía a la peste del pescado seco, el estiercol y los excrementos.
Los egicios de la época ptolemaica combatían este hedor quemando mirra, incienso, alcánfor, además de plantar florer olorosas en los jardines de las mansiones privadas. Los perfumes eran señal de maat, lo bueno, beneficioso y positivo... y los malos olores de isfet, lo malo, lo injusto, lo caótico.
A quienes menos deseaban los egipcios de expones a los malos olores eran a sus dioses. Perfumaban sus templos para atraer a las divinidades a sus "hogares" donde se les adoraba con los ritus adecuados a cambio de que velasen por la armonía en Egipto. Los templos eran untados con una pasta aromática a diario.
Todo el que se lo podía permitir perfumaba sus ropas con el humo del kiphi, una mezcla de corteza de alcánfor, incienso, mirra, bayas de enebro o resinas de estoraque, o pino. Los jardineros egipcios cultivaban flores de loto, narcisos, amapolas y mandrágoras. Esta última se consideraba un potente afrodisiaco
En 2012 la egiptóloga Dora Goldsmith está excavando un taller artesanal cuando encuentra un montón de frascos.por lo que deduce que se trata de un taller de perfumería, concretamente de medesio, el Channel Nº 5 de la Antigüedad, llamado así por la ciudad donde se fabrricaba. Goldsmith y Sean Coughlin se enfrascaron en el estudio de antiguos textos latinos y griegos para dar con los ingredientes del mendesio, hasta que fabricaron su propia varsión en 2018. "Tenía una nota de mirra recién molida, aceira de maringa, corteza de alcánfor y resina de pino", explica Goldsmith.
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