sábado, 13 de marzo de 2021

MUY HISTORIA entrevistó hace casi un año a Santiago Posteguillo.

 


Lo hizo con motivo de la publicación de la segunda parte de la novela YO, JULIA, que toma el nombre de Y JULIA RETÓ A LOS DIOSES. En ella vemos a la emperatriz de la dinastía Severa, Julia Domna luchar para mantener a su familia al frente de Roma. Para ello tendrá que luchar contra las discordias entre los coemperadores Caracalla y Geta. El asesinato de Geta a manos de su hermano, la muerte de su marido Septimio Severo, los complots palaciegos habituales y el enemigo que podrá finalmente con ella, un cáncer. Incluso tiene que romper un tabú de las familias romanas y acostarse con su hijo Caracalla, aunque preferiría no hacerlo, por el bien de Roma.

A mí me sorprendió mucho lo de que Julia Donna se hubiese suicidado para evitarse la agonía y el declive físico a manos de una enfermedad que nos tiene cogida la medida incluso hoy en día. Por lo visto cuando su médico personal, Claudio Galeno, le comunicó que estaba enferma de una aflicción que la mataría, Julia se limitó a decir: "Por fin un enemigo a mi altura, despiadado".

Galeno conocía el cáncer por su nombre griego, Karkerinos. Podía tratarlo en sus fases iniciales, y de hecho él y sus colegas lo hacían cuando trataban el producido por las heridas y las laceraciones causadas por la profesión de gladiador. Pero no tenía nada que hacer frente ala enfermedad cuando la metástasis estaba muy avanzada.

Otro éxito de Galeno fue atajar una epidemia de viruela en Egipto estableciendo cuarentenas y tomando medidas que nos parecerán a los lectores de la novela como muy actuales con el tema del coronavirus. Fue un éxito por parte de Julia Domna y Septimio Severo  dar a Galeno la autoridad y los medios para aplacar la terrible enfermedad y someterse a sus dictámenes. Unas décadas antes Marco Aurelia había tratado de hacer frente por su cuenta una epidemia de viruela y perdió a un millón de personas en ella, y posiblemente también su propia vida en Vindibona.

Cuando la dinastía Severa fue apartada del poder, y llegaron los años de la anarquía del siglo II, con emperadores que sobreviven al envenenado ambiente del poder siete meses como mucho, y las migraciones de los puelos germánicos en la frontera, muchos romanos volvieron sus ojos con nolstalgia a la época de Julia Domna.

Otra cosa que nos llama la atención es que en la novela Julia sigue intrigando después de muerta y se venga por segunda vez de sus enemigos, como Macrino, desde el Hades. Nada más llegar tiene una disputa con Caronte, al que dice que él barquero de los muertos será rey del inframundo pero ella piensa ser quien gobierne el Olimpo. Genio y figura hasta después de la sepultura...

Posteguillo nos cuenta que esta parte del texto está basada en sus lecturas de la Ilíada y la Odisea y refleja cuales pudieron ser las consecuencias de lo que acontece en las poesías épicas de Homero. Minerva no se lleva bien con Neptuno desde los acontecimientos de la Guerra de Troya, por ejemplo. Al final, la novela termina con un discurso de Júpiter plagado de resignación. Los dioses del panteón romano han estado tan ocupados con las intrigas de Julia que apenas han tenido tiempo para valorar una amenaza más perentoria, la irrupción de Cristo, el dios de los cristianos.

En la novela Julia hace de todo para que su dinastía se mantenga en el poder y poder gobernar Roma hacia una época de prosperidad. En realidad sus planes los ejecutan su hermana Julia Mesa, su nieto Heliogábalo - que no estaba capacitado para gobernar por su vida viciosa-, de su sobrino Alejandro Severo - que estaba más capacitado, pero era un muchacho débil-. Con lo que Roma está en manos de una mujer fuerte otra vez, de la dinastía de los Severos, Julia Mesa.


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