sábado, 17 de julio de 2021

Philip Seymour Hoffman y las sobredosis de heroína.

 (Datos sacados de un artículo de National Geographic news de febrero de 2014).

Una ex adicta muestra los estragos de la droga y la mejoría relativa después de haber dejado de inyectarse heroína.

El famoso actor de Hollywood Philip Seymour Hoffman (CAPOTE, BOOGIE NIGTHS) murió de sobredosis de heroína. Solemos pensar que cuando alguien muere por esta sustancia es porque consumió demasiada pero lo cierto es que se trata de algo más complicado.

La heroína altera las neuronas del cerebro, pero ento ocurre en diferentes regiones del cerebro y a distintas velocidades. El centro del placer es cada vez más difícil de complacer, pide más droga; pero los centros que regulan la respiración y el ritmo del latido cardiaco no tienen tanta tolerancia y exigen que no se consuma más.

Como la heroína es una sustancia ilegal, no es posible saber cómo de segura es la dosis que le acabas de comprar a tu suministrador. ¿Heroína pura?¿Cortada con azucar y almidón?¿O, peor aún si estás en los Estados Unidos, cortada con un opiáceo tan potente como el fentanilo?

"Cada vez que alguien se toma una dosis de heroína corre el riesgo de sufrir una sobredosis", afirma Jack Stein, del Instituto Nacional del Consumo de Drogas de los Estados Unidos

El nímero de heroinómanos de los Estados Unidos pasó de 373.000 en 2007 a 669.000 en 2012, es decir, un aumento del 80 %.

Cuando es inyectada, la heroína atraviesa la barrera hematoencefálica y se convierte en morfina, un poderoso opióide. A los escasos segundos los efectos llegan en forma de un subidón de euforia; después entra en un estado que mezcla somnolencia con actividad que puede durar horas e incluso días enteros.

La experiencia placentera no se repite durante los siguientes chutes, por lo que alimenta la adicción no son los colocones sino el recuerdo de estos. El adicto que consume drogas para sentirse genial tiene suerte si se siente un poco mejor", dice Stein.

Es posible que Hoffman fuese víctima de la heroína de dudosa composición de la Costa Este de los Estados Unidos. "Tenemos informes de Pennsylvania, Vermont, y Maryland acerca de heroína mezclada con fentanilo", comenta Stein. "Así los consumidores pagan lo mismo pero reciben dosis más fuertes de lo que sus organismos pueden soportar".

Además. Hoffman había estado sin consumir durante veinte años hasta que recayó por segunda vez. El cerebro guarda un recuerdo de los efectos de las drogas, así que le cuesta mucho valorar el nivel de tolerancia. "Es como la alergia a las abejas: cuando te pican, la reacción es muy intensa; y cada vez que ocurre es peor que la vez anterior".

Con demasiada heroína en el cuerpo, el cerebro deja de mandar mensajes para mantener nuestra respiración y nuestro corazón activos, por lo que el cuerpo colapsa pronto.

Si Hoffman no hubiera consumido esa droga a solas podría haberse salvado. Alguien podría haber llamado a los paramédicos que le habrían inyectado naloxona, un opiáceo que regula los colocones de heroína.

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