jueves, 5 de agosto de 2021

Los modales en la mesa durante la Edad Media.

Las autoridades nos recuerdan actualmente a cada rato que nos lavemos las manos para mantener a raya al COVID 19. Es una clase de ritual que los europeos medievales reconovcerían, aunque como una forma de rspeto alanfitrión durante los banquetes que como algo higiénico.

Los reyes y sus vasallos se lavaban las manos antes y después de cada comida, porque la mayoría de la gente comía con las manos. Los cubiertos como los tenedores eran raros de encontrar y, cuando hacían acto de presencia, era objeto de curiosidad por parte de los comensales. Las raciones de carne se servían sobre barras de pan llamadas trouchautes.

"Lavarse las manos era necesario y una señal de respeto hacia quien quisiera comer contigo. Los dedos debían estar limpios de grasa y las uñas también", explica Amanda Mikolic, del Departamento de Arte Medieval del Museo de Arte de Cleveland, Ohio. Si pudieses viajar a través del tiempo para almorzar con un monarca medieval podrían deleitarte durante el mismo con las canciones de un trovador mientras toca el arpa o la viola ( un antepasado del violín) y te lavarías las manos y la cara en reciepientes lujosos llamados aguamaniles con agua oerfumada. Las mujeres lo hacían en sus aposentos, antes de llegar, " asegurándose de que cuando tuviesen que tocar finalmente los alimentos, ni una moto de polvo o grasa ensuciase sus vestidos blancos, demostrado así su virtud",

El rey o el noble anfitrión hacia acto de presencia cuando todos se habían instalado delante de la mesa y procedía a lavarse las manos, mientras los invitados se ponían en pie. Terminadas las ablucciones del monarca todos podían volver a sentarse y probar la comida o conversar entre ellos.

 Normas estrictas gobernaban los banquetes medievales, algunas de las cuales hubiesen contado con la aprobación de nuestros médicos de cabecera como no devolver al plato un alimanto que ya has tocado, no llevar el plato a tu boca, o no beber con comida en la boca.

 Los cruzados introdujeron en Europa platos colo la sopa de Aleppo, hacha con aceite de oliva y laurel. Muy pronto los franceses, los italianos, los aragoneses y los castellanos empezaros a elaborar su propia versión de esta sopa. El aceite de oliva era mucho mejor y más saludable que la manteca animal de siglos pasados. La más conocida de las versiones de esta sopa es la llamada sopa castellana, que aún hoy se consume.

 En los hospitales de peregrinos las criadas ponían agua caliente perfumada en las manos de los romeros con la ayuda de un aguamanil. Jeanne de Evreux, reina de Francia y esposa de Carlos IV, incluyó bastante aguamaniles dentro de la decoración de la mesa en las ocasiones especiales y las reuniones sociales.

 El lavado de manos empezó a perder popularidad cuando se puso de moda usar tenedor en el siglo XVIII. "Claro que en el renacimiento lo que se puso de moda es que con los cubiertos como los tenedores podían comer con los guantes puestos", dice Mikolic.

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