Cada año la mitología sobre esta base de la Fuerza Aérea estadounidense atrae a chiflados por los OVNIS de todo el mundo. La gente viene a la base de Rachel, en Nevada, con la esperanza - siempre frustrada- de ver tecnología alienígena.
La base Rachel se encuentra a 120 millas al noroeste de Las Vegas, en algún lugar entre lows marcadoreos de milla 20 y 30 a lo largo de la Carretera Estatal 375. Aunque como propiedad militar no está señalizada una pista de tierra lleva hasta Groom Lake o al aeropuerto de Homey, como se lo llama en los mapas de los pilotos civiles.
El Área 51 ha tenido muchos nombres no oficiales: Paradise Ranch; Ciudad del Agua; Centro Turístico de la Tierra de los Sueños; Cuadrado Rojo; La Caja; el Rancho; Destacamento 3; y, por último, Campo de Pruebas de Vuelo de la Fuerza Aérea.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la zona era ampliamente usada por los mineros de la plata y del plomo, pero tras la guerra los militares estadounidenses necesitaron un lugar donde probar prototipos de armas y hacer pruebas nucleares.
Con el estallido de las tensiones de la Guerra Fría, el director de la CIA, Richard Bissell, Jr, se dio cuenta de que necesitaban un emplazamiento lo suficientemente remoto para probar aviones espía. En 1955, el diseñador de aviones de Lockheed, Kelly Johnson y el propio Bissell eligieron Groom Lake para estas pruebas de alto secreto.
En ocho meses los ingenieros aeronáuticos diseñaron el avión de pruebas U-2, que podía volar a una altitud de 20.000 pies, mas alto que cualquier otro avión civil o militar. Eso permitía volar por encima del radar, los misiles antiaéreos y los aviones de combate soviéticos,
Tras el derribo de un avión U-2 por un misil balístico soviético en 1960, la CIA empezó a desarrollar a A-12, con fuselaje de titanio, casi indetectable para el radar. Loa A-12 podían recorrer los Estados Unidos de una costa a otra en tan solo 70 minutos, desde 90.000 pies de altura y fotografiar objetos desde allí de un pie de largo.
Vemos aviones espía pero no OVNIS: El Area 51 se relacionó con los platillos volantes después de que Robert Lazar, un hombre que afirmaba haber trabajado en esa base, dijera a la prensa que las instalaciones albergaban para su estudio cadáveres y naves extraterrestres, y que se buscaban aplicaciones de esta tecnología para su uso militar.
Pero Lazar pronto fue descalificado y desenmascarado como farsante: nunca fue al Instituto de Tecnología de California, como afirmó. En 1989, los ingenieros aeronáuticos del Área 51 se dedicaban a recrear aviones de otros países sin su conocimiento, para nada naves extraterrestres
El fuseñaje de titanio del A 12, así como su extraña forma y la velocidad a la que tomaba altura en los años 1950 pudieron hacer pensar a cualquier observador civil en una nave de otro mundo, sugirieron los agentes a la periodista Annie Jacobsen cuando se documentaba para su libro sobre esta base de alto secreto no tan secreta ya.
El caso Roswell (1947) y el área 51 coinciden con el comienzo de la Guerra Fría, no es una casualidad, los servicios de inteligencia americanos crearon el mito del hallazgo de una nave extraterrestre con tripulantes y “filtraron” convenientemente documentos secretos creados específicamente para que los soviéticos creyeran que los norteamericanos podrían haber investigado sobre una tecnología muy avanzada y que podrían disponer de ella en caso de un conflicto con la Unión Soviética, dándoles una ventaja y rompiendo el equilibrio de poder (al poseer ambas potencias y sus respectivos aliados la bomba atómica) con lo que serviría de manera disuasoria a cualquier veleidad expansionista (fuera de los acuerdos de Potsdam y Yalta) o provocación por parte del bloque soviético. Ahora que reaparece el enfriamiento de las relaciones con su potencial antiguo enemigo y la posibilidad de una eventual guerra, los Estados Unidos vuelven con el tema de los extraterrestres (¿otra casualidad) y dando a entender sin reconocerlo expresamente esa tecnología super avanzada de la que podrían ser poseedores. En mi opinión es todo un montaje mal pergeñado, un farol para disuadir a Rusia de sus crecientes amenazas.
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