Esto es lo que pensó el físico norteamericano y padre de la bomba atómica cuando vio el poder de una explosión controlada en Alamogordo en 1945. Son palabras de un libro religioso hindú sobre el poder de Shiva.
Openheimer diseñó la bomba atómica, bajo la tutela militar del general Leslie Groves en los laboratorios de Los Álamos cerca de un rancho de su propiedad. El Proyecto Manhattan contaba con menos del 10 por ciento del presupuesto del Ministerio de Defensa para la producción y desarrollo de armamento, y de ese presupuesto el 90 por ciento se iba en el desarrollo de material fisionable y la construcción de instalaciones industriales donde fabricarlo.
Openheimer fue investigado por sus relaciones con elementos izquierdistas del mundo académico como el profesor de filología francesa Chevalier. Este fue tanteado por agentes soviéticos. También se investigó a algunos de sus alumnos y se le obligó a dejar su relación con su amante, comunista ella, por el bien del proyecto. A pesar de todos estos incidentes jamás se le ordenó a Groves prescindir de Openheimer al frente del Proyecto Manhattan.
También se envió agentes encubiertos tras las líneas nazis para conseguir copias de documentos internos acerca de las investigaciones de los nazis en el campo de la energía nuclear y sacar científicos alemanes contrarios al régimen nazi de territorio ocupado y conducirlos a países neutrales, y de allí a Estados Unidos. También hubo un plan para asesinar a Werner Heisemberg, físico nuclear estrella alemán. El plan se abortó cuando Heisemberg confesó a un agente que él mismo estaba saboteando el posible éxito del proyecto alemán y que Hitler mostraba escaso interés en él frente a los cohetes V 1 y V 2, de Werner Von Braun.
Hubo momentos críticos como cuando los físicos a cargo del Proyecto estudiaron la posibilidad de interrumpirlo ante la capacidad destructiva del arma que se estaba desarrollando en Los Álamos. Finalizada la guerra, en 1947, Openheimer fue nombrado jefe del recién creado Consejo de Seguridad de la Energía Atómica, pero sus puntos de vistas pacifistas y el auge del Maccarthismo ( persecución de disidentes y patriotismo conservador en un clima de paranoia colectiva) le apartaron del cargo. Se le permitió seguir dando clases en la Universidad de Bekerley y conferencias.
Christoper Nolar, el director de cine de esta cinta, tvo que interrumpir el proyecto de tres horas de metraje e imágenes con cámara IMAX a causa de la pandemia de coronavirus. Para llevar a las salas la película renunció a que la sufragara Warner Bros que estaba más pendiente de otros proyectos. Esta productora ya había costeado todos los proyectos cinematográficos anteriores de Nolan.
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