¿Puedo quedarme un rato más dentro de la piscina. Quiero un helado. ¿Por qué apagas la tele? Pero da la casualidad que comprar helados o permanecer más tiempo del habitual en la piscina o en el parque no se puede hacer todos los días. Cosas que tu hijo puede entender... o no. Y entonces el niño saca el Mr Hyde que lleva dentro y saca adelante un ataque de ira con gestos convulsivos que no puede frenar o no sabe gestionar.
Para hablar de cómo imponer límites - porque los niños los necesitan además de afecto nos hemos traído a Rafa Guerrero, psicoterapeuta y doctor en Educación, que acaba de publicar MENUDAS RABIETAS, CÓMO GESTIONARLOS PROBLEMAS DE CONDUCTA DE MANERA RESPETUOSA. (Libros Cúpula)
Guerrero explica que cuando la ira se desencadena en un niño laos mecanismos son los mismos del adulto. Se libera cortisol, adrenalina y la parte racional queda inhibida. Solo que el adulto ha aprendido a gestionar la ira y el menor, no. Así que el papel de la corteza prefontal del niño son sus padres, o los adultos que hatya alrededor.
Cuando estalla la rabieta no se le debe ridiculizar al menor, o castigarle sin tele, porque es añador más leña al fuego. Tampoco se pueden decir frases como "eres un caprichoso", "contigo no se puede o eres un niño malo"... porque hacen que los niños se sientan peor. Hay que decir cosas como:"Tranquilo, cariño, "Entiendo que estés enfadado porque no tienes el helado" o "te digo que no porque te quiero".
A veces el niño muerde o intenta golpear al adulto durante las rabietas por lo hay que sujetarle por los brazos con suavidad. No es posible razonar en esos momentos con el niño, haciéndole ver que pegar está mal.
Cuando el niño se ha calmado el adulto debe argumentar. "entiendo que te hayas enfadado con tu hermana porque tú querías jugar con ella y ella te dijo que no. Pero no es excusa para que le pegues".
La anticipación es una herramienta fantástica. Si sabes que tu hijo/a coge una rabieta espectacular a la hora de irse del parque hay que avisar con diez minutos de antelación de que lo inevitable va a pasar. "Diez minutos de columpio", "Cinco", o por fin "Nos vamos en un rato". Si la rabieta es porque quiere comprar chuches en la tienda del barrio evitaremos pasar por delante en nuestro itinerario hasta el hogar familiar.
No se debe ceder porque así el niño lo que entiende es que con la ira descontrolada se obtiene lo que deseen. Tampoco vale sobornarles: "Si dejas de llorar eliges postre". Eso es peligrosísimo a medida que se suceden las rabietas y van pasando los años.
Nunca hay que ceder ante el chantaje de una rabieta infantil ni tampoco perder la calma. Las rabietas son genéticas, forman parte de la infancia, pero también tienen un fuerte componente ambiental. Si el padre pierde los nervios durante el desarrollo de la misma, el niño aprende que estar rabioso de una forma incontrolada forma parte de ser adulto y tener la autoridad.
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