domingo, 21 de abril de 2024

Un profesor convierte a alumnos conflictivos en campeones de ajedrez.

 El maestro de primaria Enrique Sánchez, Donen, empezó aprovechando los recreos para enseñar a jugar al ajedrez a sus alumnos en el colegio de un humilde barrio de Zaragoza. Hasta que un día cinco lograron ganar el Campeonato de España. Su historia inspira la película MENUDAS PIEZAS y nos recuerda el increíble poder educativo de este juego milenario.

 La película:

Candela (Alexandra Jiménez) siempre pensó que los ascensores sociales iban hacia arriba. Educa a los hijos de las élites y mira por encima del hombro a su hermana y a su padre. Pero tras un divorcio es expulsada del paraíso y tiene que solicitar una plaza de maestra en su antiguo instituto.

Su padre, enfermo de cáncer, le enseña de nuevo, para que pase esta enseñanzas a alumnos de familias desestructuradas o alumnas embarazadas, que delante de un tablero de ajedrez todos somos iguales y que da igual ganar que perder porque todas las piezas, sin excepción, tienen que compartir la misma caja, que es su destino final.

 

De dónde salió la idea para esta cinta:

Enrique Sánches era profesor en un conflictivo colegio de un barrio degradado de Zaragoza. Una vez le encomendaron un grupo con los 63 alumnos más conflictivos del centro. Pero a diferencia de los otros profesores, que se distanciaban de los alumnos y practicaban la mano dura sin contemplaciones, jugaba al ajedrez en el patio del recreo con los chicos.

No fue consciente del vínculo que habían formado los alumnos hacia su figura de autoridad hasta que un director de su facultad de Magisterio acudió a su escuela para evaluarlo.

"En aquellos tiempos siempre había un chico encargado de abrir o de cerrar la puerta en cada clase- recuerda-. Al irse el director, este alumno le susurró:"Como no le ponga un diez a mi profe,le pincho las cuatro ruedas y no sale del barrio". Yo no oí nada de eso, pero cuando fui a entregarle mi informe final, el hombre me dijo:"Si has conseguido que un niño como ese haga eso por tí, ni siquiera necesito leer tu informe. Te has ganado el diez".

Cumplido el servicio militar, siguió dando clases de ajedrez de forma gratuita y de modo extraescolar. Alumnos que venían de entornos deprimidos, que no se hacían muchas ilusiones sobre sus posibilidades y su futuro, veían que podían ganar una partida tras otra, que eran buenos en algo, y eso mejoraba su autoestima y su rendimiento académico

En uno de esos destinos, en La Romareda, creó sus primeros grupos de ajedrezs para competir. "En menos de un año ganamos los campeonatos nacionales, de chicos y chicas, en todas las categorías. Tuvimos hasta un campeón infantil y otro alevín absolutos de Zaragoza. Unode ellos emigró a Australia con su padre, llegó allí a campeón juvenil y representó a su país de adopción en campeonatos internacionales"

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