Hedy Lamarr fue una figura fascinante que combinó dos mundos aparentemente opuestos: el del glamour del cine clásico y el de la ciencia y la invención tecnológica. Nacida como Hedwig Eva Maria Kiesler en Viena, Austria, en 1914, comenzó su carrera cinematográfica en Europa antes de convertirse en una estrella de Hollywood.
En la UFA y el cine europeo
En los años treinta, Lamarr trabajó en producciones alemanas y checas, destacando muy joven por su belleza y por su talento interpretativo. Su papel más controvertido fue en la película "Éxtasis" (1933), dirigida por Gustav Machatý. En este filme —rodado cuando ella tenía apenas 18 años— protagonizó una de las primeras escenas de desnudo y de orgasmo femenino explícito de la historia del cine. Aquello causó un escándalo internacional: la película fue censurada o prohibida en varios países y generó un enorme revuelo moral.
El desnudo la marcó profundamente. Aunque la cinta le dio fama mundial, también condicionó su carrera en Europa, donde muchos productores y directores comenzaron a verla como un símbolo erótico más que como una actriz seria. Su entonces esposo, el magnate de armamento Friedrich Mandl, se sintió humillado por la película e intentó comprar todas las copias para destruirlas; además, la mantuvo bajo un fuerte control personal y social. Lamarr logró finalmente escapar de aquel matrimonio opresivo y huyó a París y luego a Londres, donde conoció a Louis B. Mayer, jefe de la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), quien la llevó a Hollywood y le dio su nuevo nombre artístico.
En Hollywood
Ya en Estados Unidos, Hedy Lamarr se convirtió en una de las actrices más deslumbrantes del Hollywood clásico. Su primera gran aparición fue en "Algiers" (1938), junto a Charles Boyer, donde su belleza exótica la convirtió en un icono inmediato. A lo largo de las décadas de 1930 y 1940 protagonizó películas destacadas como "Boom Town" (1940), "Ziegfeld Girl" (1941), "White Cargo" (1942) y, sobre todo, "Samson and Delilah" (1949), de Cecil B. DeMille, su mayor éxito comercial.
Aunque el escándalo de Éxtasis nunca desapareció del todo, en Hollywood supo reinventarse como una actriz glamorosa, inteligente y reservada. Aun así, la sombra de su imagen sensual pesó sobre ella: muchos estudios se interesaban más por su belleza que por su talento, y eso limitó su desarrollo artístico.
Su faceta como inventora
Menos conocida durante su vida, pero hoy ampliamente reconocida, fue su faceta como inventora. Durante la Segunda Guerra Mundial, Hedy Lamarr —junto con el compositor George Antheil— desarrolló un sistema de comunicación por salto de frecuencia (“frequency hopping”), una técnica destinada a evitar que las señales de control de torpedos fueran interceptadas por el enemigo. Este invento, registrado en 1942, fue pionero y sentó las bases de tecnologías que décadas después se usarían en la telefonía móvil, el GPS, el Bluetooth y la red WiFi.
En su momento, el gobierno estadounidense no aplicó su patente para uso militar inmediato, y Lamarr nunca recibió reconocimiento económico por su innovación. Solo en los años noventa se le comenzó a rendir homenaje como una precursora de la tecnología inalámbrica moderna.
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