lunes, 3 de noviembre de 2025

LOS FALSIFICADORES.(2007)

 


Durante la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler aprobó un plan secreto para intentar desestabilizar la economía británica mediante la falsificación masiva de billetes de libra esterlina. El objetivo era inundar el Reino Unido y otros países con dinero falso para provocar inflación, pérdida de confianza en la moneda británica y, en última instancia, un colapso financiero que debilitara al enemigo.

El proyecto comenzó alrededor de 1940 y recibió el nombre Operación Bernhard (en honor al oficial de las SS Bernhard Krüger, quien dirigía la operación). La idea inicial era lanzar los billetes falsos desde aviones sobre Londres y otras ciudades, como si fueran panfletos propagandísticos, para que circularan rápidamente. Sin embargo, el plan se modificó: se decidió usar las libras falsas para financiar operaciones de espionaje y pagar compras de material bélico o recursos estratégicos en mercados neutrales, como Suiza o Turquía.

Para llevar a cabo la falsificación, los nazis reclutaron a un grupo de impresores, tipógrafos, grabadores y banqueros judíos prisioneros en campos de concentración. Muchos de ellos eran profesionales altamente cualificados que, de otro modo, habrían sido asesinados. Fueron trasladados a una sección especial del campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín, donde se instaló un taller secreto bajo vigilancia de las SS. Allí trabajaban en condiciones de relativo “privilegio” comparadas con las de los demás prisioneros —tenían más comida y ropa—, pero sabían que si la operación terminaba o fracasaba, probablemente serían ejecutados para borrar toda evidencia.

El grupo logró producir libras de altísima calidad: los billetes eran prácticamente indistinguibles de los auténticos, con numeraciones válidas, filigranas, y papel idéntico al original. Se estima que llegaron a falsificar más de 130 millones de libras, lo que equivaldría a miles de millones actuales. Sin embargo, el plan fracasó por varios motivos:

  1. Logística y estrategia: lanzar el dinero desde el aire fue considerado poco práctico y peligroso; los propios nazis temían que la propaganda aliada usara el hecho en su contra.

  2. Problemas de distribución: aunque se usaron algunos billetes falsos para comprar bienes en el extranjero, nunca lograron introducir suficiente cantidad en la economía británica como para generar un impacto real.

  3. El fin de la guerra: hacia 1945, con el Tercer Reich en ruinas, la operación se detuvo. Los prisioneros y los billetes falsos fueron trasladados a campos en Austria, y parte del dinero fue arrojado al lago Toplitz para ocultar las pruebas.

Los impresores sobrevivientes relataron después la historia, y algunos de ellos revivieron sus recuerdos en dramatizaciones y documentales. Dos de los falsificadores principales —uno de ellos el hábil impresor Salomon Smolianoff, y otro el contable Adolf Burger— fueron figuras centrales en los testimonios posteriores. Burger, en particular, publicó un libro sobre su experiencia titulado “El falsificador de Hitler” (o “The Devil’s Workshop” en inglés), donde describe con detalle la mezcla de miedo, supervivencia y culpa moral que acompañó la tarea.

Respecto a tu pregunta final:
Sí, existe una película basada en este episodio. Se titula “Die Fälscher” (“Los falsificadores” en español, “The Counterfeiters” en inglés). Es una producción austríaca de 2007, dirigida por Stefan Ruzowitzky, y está inspirada directamente en las memorias de Adolf Burger. La película ganó el Óscar a la Mejor Película Extranjera en 2008. En ella, se dramatiza precisamente la historia de los impresores judíos del campo de Sachsenhausen y su conflicto moral: falsificar para los nazis o morir. La escena que mencionas —cuando dos falsificadores recuerdan lo ocurrido tiempo después— corresponde al tono reflexivo con que termina el film, mostrando las secuelas psicológicas de haber sobrevivido haciendo el trabajo del enemigo.

¿Quieres que te resuma también brevemente el argumento de la película y qué partes son históricamente fieles?

Por supuesto. Te detallo el argumento de la película Los falsificadores (Die Fälscher, 2007) y luego te explico qué partes reflejan hechos reales y cuáles fueron modificadas o dramatizadas para el cine:


🧾 Argumento de la película

La historia comienza con Salomon “Sally” Sorowitsch, un falsificador profesional judío que vivía del crimen en Berlín antes de la Segunda Guerra Mundial. Tras ser arrestado por la Gestapo y enviado a campos de concentración, Sorowitsch sobrevive gracias a sus habilidades artísticas: retrata a oficiales de las SS, lo que le permite escapar de los peores trabajos.

En 1944, lo trasladan al campo de Sachsenhausen, donde se le encomienda dirigir un grupo de prisioneros especialistas (impresores, banqueros, grabadores) en una misión secreta: falsificar libras esterlinas y dólares estadounidenses para el Tercer Reich. El comandante Bernhard Krüger supervisa la operación.

Los prisioneros trabajan en un taller aislado y relativamente cómodo, con mejores raciones de comida y camas, pero viven bajo amenaza constante. Sorowitsch se debate entre la voluntad de sobrevivir y la culpa de estar colaborando con sus verdugos. Uno de los prisioneros, Adolf Burger, se opone firmemente a la colaboración: considera que fabricar dinero falso para los nazis es una traición a los demás judíos.

La tensión crece entre ambos: Sorowitsch defiende que sobrevivir es la prioridad, mientras Burger insiste en sabotear la producción. A medida que la guerra avanza y Alemania se derrumba, los nazis intentan trasladar o destruir las pruebas. Los prisioneros logran retrasar la falsificación del dólar y sobreviven hasta la liberación del campo.

El final muestra a Sorowitsch después de la guerra, viviendo en Mónaco, jugando en un casino con billetes verdaderos, pero cargando con la memoria de lo que hizo para sobrevivir. La última escena sugiere una mezcla de triunfo y vacío moral.


🎬 Fidelidad histórica

La película es muy fiel en lo esencial, pero introduce algunos elementos ficticios o condensados para darle más dramatismo y enfoque narrativo.

✔️ Fiel a la realidad:

  • La Operación Bernhard existió realmente, con el mismo propósito de falsificar libras y luego dólares.

  • El taller del campo de Sachsenhausen fue montado exactamente como se muestra: con prisioneros judíos expertos en impresión, tipografía y grabado.

  • Las condiciones “privilegiadas” (ropa, comida, higiene) de los falsificadores eran reales, aunque siempre bajo amenaza de ejecución.

  • Adolf Burger existió y escribió las memorias en las que se basa la película (Des Werkstatt des Teufels / El taller del diablo).

  • El oficial Bernhard Krüger era una figura real y, curiosamente, trató relativamente bien a los prisioneros comparado con otros oficiales de las SS.

  • Muchos billetes falsos fueron efectivamente arrojados al lago Toplitz en Austria al final de la guerra.

❌ Elementos ficcionados o dramatizados:

  • El personaje principal, Salomon Sorowitsch, es una figura compuesta: está basado libremente en Salomon Smolianoff, un falsificador judío real, pero el film lo idealiza como un “artista cínico con corazón”, mientras que el verdadero Smolianoff fue más ambiguo y posteriormente siguió falsificando dinero en Sudamérica.

  • Las discusiones éticas y enfrentamientos personales entre Sorowitsch y Burger se dramatizan más en el film. En la vida real, hubo desacuerdos, pero no tan heroicamente polarizados.

  • El final en el casino es simbólico y ficticio. Sirve como metáfora de la supervivencia y la culpa, pero no ocurrió.


🎖️ Valor histórico y artístico

Los falsificadores fue muy aclamada porque combina precisión histórica con profundidad moral. No convierte a los prisioneros en héroes de acción, sino en hombres atrapados en un dilema imposible: ayudar al enemigo o morir. La ambientación, los uniformes, las prensas tipográficas y los billetes falsos fueron recreados con un rigor notable.

La fidelidad de los hechos básicos es tal que Adolf Burger —el superviviente real— colaboró como asesor durante la filmación, y aunque reconoció que se tomaron licencias narrativas, elogió el resultado por captar el espíritu de lo ocurrido.


 


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