viernes, 12 de diciembre de 2025

Eugenia de Montijo.

La vida de Eugenia de Montijo da para miniserie completa, así que te la cuento de forma clara y fluida.

¿Cómo conoció Eugenia de Montijo a Napoleón III?

Eugenia, granadina de familia aristocrática, llegó joven a París, donde circulaba en los salones más exclusivos. Allí coincidía con Napoleón III —entonces presidente de la República, antes de proclamarse emperador— en reuniones de la alta sociedad, especialmente en el famoso salón de la condesa de Montijo, su madre.
Napoleón se quedó bastante prendado de ella, y Eugenia, que tenía carácter y principios, no se dejó impresionar tan fácil. Esa mezcla de atracción y resistencia terminó en boda en enero de 1853, ya convertido él en emperador.

Su papel político en el Segundo Imperio

Eugenia no fue un mero adorno imperial. Tenía opiniones firmes y una inclinación conservadora y católica.
Durante las ausencias de Napoleón III, lo sustituyó como regente en varias ocasiones, y eso no era un papel simbólico: se ocupaba de asuntos de Estado y de mantener la estabilidad del régimen.
Su influencia se notó especialmente en:

  • el acercamiento al Vaticano,

  • su apoyo a posiciones conservadoras,

  • y en algunos impulsos intervencionistas, como la aventura mexicana de Maximiliano (que terminó fatal).

El golpe de realidad: Sedán y el fin del Imperio (1870)

La derrota francesa en Sedán fue un mazazo total. Napoleón III fue capturado por los prusianos, París estalló y la población perdió cualquier resto de apoyo al emperador.
Eugenia, que estaba como regente en ese momento, tuvo que huir literalmente del Palacio de las Tullerías, ayudada por amigos británicos. De ahí saltó a Inglaterra, donde la familia imperial exiliada se instaló primero en Chislehurst.

El exilio en Inglaterra: un retiro cómodo pero triste

Tras la muerte de Napoleón III en 1873, Eugenia quedó viuda, rodeada de cierto respeto social, pero sin poder real. Vivía con comodidades, sí, pero su vida no era precisamente alegre.

El golpe más duro: la muerte de su hijo

Su único hijo, el príncipe imperial Luis Napoleón, buscó una carrera militar para demostrar su valía. Sirvió en el ejército británico y fue enviado a la guerra anglo–zulú en Sudáfrica.
En 1879 murió en una emboscada mientras hacía labores de reconocimiento.
Para Eugenia fue una tragedia absoluta: perdió a su marido, su trono y ahora a su hijo, que era su última esperanza de continuidad dinástica.

Su muerte en Madrid (1920)

Eugenia siguió viviendo entre Inglaterra y España, muy vinculada todavía a su familia y a la aristocracia.
Murió en Madrid, en 1920, a los 94 años —muy longeva para su época—, en la casa de su sobrino, el duque de Alba. Está enterrada en la cripta imperial de la abadía de Saint Michael’s, en Inglaterra, junto a su marido y su hijo.

 Eugenia era de esas personas que dejaban huella, y las anécdotas que la rodean lo dicen todo. Aquí van algunas sabrosas:

🌹 La frase que dejó a Napoleón III KO

Cuando Napoleón, aún intentando conquistarla, le insinuó algo más “romántico” de lo que tocaba, Eugenia —que tenía carácter y educación férrea— le respondió con una de las líneas más famosas de la época:
“Majestad, el camino a mi alcoba pasa por el altar.”
Touché. Se hizo viral… del siglo XIX.


🎭 Su pasión por la moda —y cómo convirtió París en el centro del mundo chic

Eugenia adoraba la moda, pero no porque fuera frívola: entendía que la imagen del Imperio pasaba por ella. Popularizó:

  • el uso del crinoline,

  • los vestidos de Worth,

  • y un estilo imperial que dio muchísimo trabajo a modistas francesas.

Se dice que su gusto era tan influyente que Worth —el gran modista— comentaba:
“Hay dos emperadores en Francia: Napoleón III y la emperatriz Eugenia… pero ella viste mejor.”


🗺️ Cuando Napoleón la dejó sola… y ella gobierna como si nada

Durante la guerra de Italia (1859), Napoleón III salió del país y Eugenia quedó como regente.
Cuenta la tradición que recibió a los ministros, escuchó propuestas y dijo:
“Caballeros, haremos lo que el Emperador habría hecho… pero sin dudar tanto.”
Era una forma elegante de decir: aquí mando yo mientras él vuelve.


👑 El día que se tomó con humor un desastre de moda

En un baile imperial, el enorme armazón de su falda se enganchó con un mueble y casi la tira al suelo. Todos se quedaron petrificados, pero ella soltó:
“¡No os asustéis! Es sólo Francia que intenta derribarme antes que los prusianos.”
El salón estalló en risas. (Y sí, tenía ese humor filoso).


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