
1937. Los bous mercantes de la empresa PYSBE han sido armados con blindajes y cañones de 101,6 pulgadas, tanto a proa como a popa.
Son malos tiempos para la Armada republicana. Esas navidades una misteriosa explosión ha mandado al fondo con todos sus tripulantes al submarino C5. Por si fuera poco, el crucero nacional Canarias, una mole terrorífica de 1200 toneladas ha comenzado a patrullar las aguas vascas. La muerte del principal verdugo de los republicanos vascos, Emilio Mola, el director, en un accidente de aviación da una pausa ante lo que parece inevitable: la caída de las Vascongadas.
Los bous Navarra y Guipuzkua reciben la orden de escoltar al transporte correo Galdames. Para evitar el malogre de la misión hay silencio de radio entre los buques.
Pero los navíos sufren un encontronazo con el Canarias, que los bate desde 7000 metros. El Galdames es hundido. El Guipuzkoa, seriemente dañado en su blindaje, tiene que refugiarse en Bermeo. El Navarra resiste. Los tripulantes no quieren ser fusilados en Santander, por lo que se acercan a su verdugo tanto como pueden y la causan destrozos graves en sus cubiertas. Pero lo inevitable es inevitable.
El Navarra se hunde. Sólo han sobrevivido 20 tripulantes. El oficial al mando se hunde con su barco, tal y como ha prometido a sus hombres.
Sobre este tema hay que leer el poema épico "Nabarra" de Cecil Day-Lewis, que por cierto, creo que es el padre de Daniel Day-Lewis.
ResponderEliminar